miércoles, 24 de junio de 2020

Arquitectos de Cárcar en el siglo XVIII (I) MARTÍNEZ DE PUELLES

Retablo de la Virgen de Gracia. Cárcar. Foto: Charo López 

Resulta realmente sorprendente el número de arquitectos que había en Cárcar en el siglo XVIII especializados en el arte de construir retablos. Un auténtico Siglo de Oro, tanto, que sería interesante buscar qué lo originó, ya que estos artistas no surgían de la nada, sino que precisaban de largos estudios, aprendizaje y duros exámenes hasta convertirse en tales. Como estos que voy a tratar serían merecedores de un trabajo exhaustivo propio de expertos en el tema, me limitaré a reflejar su filiación y repasar algunos de los trabajos que llevaron a cabo.
La serie la empezaré hablando de los Martínez de Puelles.

TOMÁS MARTÍNEZ DE PUELLES. y TOMÁS ANTONIO MARTÍNEZ DE PUELLES E IGÚZQUIZA. Arquitectos, tallistas y retablistas

A pesar de que los entendidos en arte dan por sentado que Tomás Martínez de Puelles nació en Cárcar no he encontrado su partida de bautismo. Es posible, por algunos detalles, que este arquitecto llegara a Cárcar procedente de algún pequeño pueblo de la Rioja Alavesa, ya que Puelles es un apellido que se prodiga mucho por esa zona, unido a la querencia de uno de los hijos en afincarse e intentar destacarse allí. Pero también podría ser que Tomás viniera a trabajar a Cárcar durante alguna de las importantes remodelaciones llevadas a cabo en su iglesia de San Miguel (recordemos que el retablo mayor, obra de José San Juan y Martín, se termina en el año 1727), o llegara para aprender en el taller que parece ser que surgió en Cárcar.

Tampoco hay que descartar la posibilidad de que Cárcar fuera el pueblo natal de Tomás. Lo cierto es que casa en esta población hacia el año 1722 con Josefa Igúzquiza Balduz, hija de Juan Antonio y Josefa. El primero de sus hijos, Tomás Antonio, nace en Cárcar en el año 1723; este trabajó junto a su padre en el oficio. Después vendrán: Adrián (se supone que también nació en Cárcar, aunque tampoco está la partida de bautismo), que también seguirá la profesión de su padre. Después nacerían: Joseph (Cárcar, 1733), Francisco Antonio (Cárcar, 1735) y, finalmente, Juana María (Cárcar, 1739).

Tomás Antonio aparece siempre unido a su padre en las obras en las que actuaron. Destacaron principalmente en la construcción de retablos y tallado de imágenes, en distintas iglesias, siempre en estilo rococó. 

He necesitado consultar diferentes libros, artículos y documentos, pero la principal fuente de la que me serviré vendrá de la mano del doctor en Historia, Ricardo Fernández Gracia. Él advierte de que la primera obra de Martínez de Puelles (año 1734), consistió en hacer los guardavoces de la parroquia de San Miguel de Lodosa. 


Guardavoces de la Iglesia San Miguel de Lodosa

-En 1748, Tomás y su hijo Tomás Antonio, hacen el retablo de la Virgen del Rosario de la parroquia de San Juan Evangelista de Peralta, hecha en madera de pino seco y por un montante de 325 ducados. En ese mismo año, en agosto de 1748, firman en Calahorra el contrato para hacer el emplomado del chapitel de la torre de San Andrés, según el condicionado de Diego de Camporredondo. La obra se ajustó en 1.200 reales y estuvo terminada en marzo del año siguiente. 

Iglesia San Andrés de Calahorra. Foto: la brújula on line


El 16 de febrero del año siguiente (1749), se casa Tomás Antonio en Cárcar con Andresa Quintana.  Los hijos de estos nacerán también en Cárcar.

-En el año 1753 los Martínez Puelles terminan el retablo de las Ánimas de la parroquia de Santa Eufemia de Villafranca. Para julio de ese mismo año se comprometen con el cabildo de los Trinitarios de Puente La Reina para hacer el retablo mayor, que tienen terminado a finales de ese mismo año. A punto de acabar ese año Tomás aparece firmando  junto con su hijo, Tomás Antonio, el contrato para hacer el retablo de la capilla de la Virgen de las Nieves de la iglesia de San Pedro de Puente la Reina. Este retablo fue financiado totalmente por Miguel Francisco de Gambarte, un indiano natural de esa localidad, que residía en Méjico, y que quiso favorecer a su pueblo sin reparar en gastos y dotando también a la capilla de un completo ajuar litúrgico. Los arquitectos carcareses tendrán acabado este retablo, a entera satisfacción del donante, en octubre del año 1754. 

Uno de los púlpitos con su guardavoz de la parroquia San Miguel de Cárcar, hecho por los Martínez de Puelles.

-En 1755 se les ve trabajando en la iglesia San Miguel de su pueblo de Cárcar en diferentes actuaciones: hacen los guardavoces de los púlpitos y actúan en el altar mayor rematando los detalles que el maestro arquitecto José de San Juan (Sanjuanico) había dejado sin acabar: completarán también los capiteles, chicotes, cogollos, ángeles y serafines en total armonía con el resto del conjunto. Tallaron las efigies de Los Desposorios de la cornisa central, rehabilitaron el retablo de Santo Domingo de Guzmán,  reformaron el sagrario-expositor, elevándolo, además de componer una caja con su cascarón para la custodia. Todas estas obras las tuvieron acabadas para el día 4 de junio del año 1756.


Interior de la iglesia San Miguel de Cárcar donde se pueden apreciar los guardavoces de los púlpitos, obra de los Martínez de Puelles.

-No se les escapó tampoco a los Martínez de Puelles la contrata para hacer en su pueblo el retablo central de la ermita de la Virgen de Gracia de Cárcar, además de las pilastras y la reja de balaustres. Estas obras concluyeron en el año 1757. Es de pensar que las imágenes de san Joaquín y Santa Ana, que se ven a ambos lados de la Virgen, serían talladas por alguno de estos dos artistas, o quizá por Adrián, el otro de los hijos del que daré cuenta más abajo. La obra se tasó en 230 ducados. Pujó también por la contrata,  con una rebaja en el precio de 30 ducados, otro arquitecto de Cárcar, Ildefonso de Arbizu, pero no la consiguió. 


Retablo de la Virgen de Gracia en su ermita de Cárcar. Foto: Charo López

-Es evidente que trabajaban con éxito, ya que, nada más acabar de hacer el retablo de la ermita de su pueblo se les reclamando de nuevo en Puente la Reina para hacer el retablo de la Virgen de Nieva, en este caso de la iglesia de Santiago. El retablo estuvo concluido para el año 1758. Las obras realizadas agradaron mucho y por eso recibieron el encargo de hacer también el tabernáculo y el sagrario.

-También el monumental retablo colateral de la Virgen de Soterraña o de Nieva, de Enériz (merindad de Pamplona), tiene como autores a los Martínez de Puelles, realizado en el año 1759. 


Retablo rococó de la Virgen de Soterraña (o Nieva) de Enériz. Foto: lebrelblanco.com

-Y en ese mismo año hacen las puertas de cancela  de la parroquia de su pueblo, pero no las llegaron a terminar; lo hizo Joseph Arbizu Bravo, que también había hecho la caja del órgano.

Entre los años 1762-63, los Martínez Puelles construyeron en la iglesia de Eneriz los retablos laterales de Santa Catalina y San Marcial, ambos también de estilo rococó


Retablo de San Marcial en Enériz. Foto: lebrelblanco.com

El día 28 de abril del año 1764 muere Tomás, padre, sin testar, lo que indica que la muerte le sobrevino de modo sorpresivo.

- A partir de ahora, se hará cargo de las contratas Tomás Antonio, como antes lo hiciera junto a su padre. En este año de la muerte de Tomás estaban haciendo el retablo de la Virgen del Rosario de la iglesia de Santiago de Puente la Reina, colateral y simétrico al que habían hecho de la Virgen de Nieva, y con la condición de que fuera igual a este.

En el año 1769, estando Tomás Martínez Igúzquiza en Enériz firma un contrato, tasado en 7.150 reales, para realizar el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Eguiarte (Valle de Yerri), junto con el retablo de San Exuperio y el púlpito, también en estilo rococó, hechos con gran maestría.

Retablo mayor, retablo de San Exuperio y púlpito de Santa María de Eguiarte. Foto: maravillasocultasdeespaña.blogspot 

Serían de las últimas obras de Martínez de Puelles Igúzquiza, las que aparecen en el condicionado del contrato de la iglesia de San Román de Cirauqui para hacer la puerta del mediodía, así como la construcción de un sagrario, además de componer los púlpitos y el retablo de San Juan.


Iglesia San Román de Cirauqui.

Muere Tomás Martínez Igúzquiza en su pueblo de Cárcar el día 1 de diciembre del año 1786 habiendo testado ante el notario local Agustín de Soto y Sáinz. 


ADRIAN MARTÍNEZ DE PUELLES IGÚZQUIZA

Adrián era hijo, como he dicho, de Tomás Martínez de Puelles y Josefa Igúzquiza Balduz. Al igual que su padre y su hermano Tomás Antonio, fue arquitecto, retablista  y, además, entallador. Por lo visto se trasladó a la población alavesa de Samaniego a realizar alguna obra y allí conoce a la que sería su primera mujer, Josefa Martínez de Fuidio y Martínez de Puelles, hija de Manuel y Gerónima. Adrián y Josefa tienen su primera hija en Samaniego, en el año 1760, a la que pusieron por nombre María Francisca, y que moriría tempranamente. Tras concluir la obra que tenía entre manos, se traslada el matrimonio a vivir a Cárcar, el pueblo de Adrián donde nacen al menos cuatro hijos más, en un periodo que va desde 1764 a 1773, ya que en el año 1776 un último hijo, llamado Maximiliano va a nacer en Lerín, donde se habrían instalado para realizar algún encargo en la iglesia de Santa María. 

Josefa muere y Adrián se traslada a Laguardia; allí se casa en segundas nupcias con Lucia Pinedo González Olano, con la que tendrá siete hijos más, nacidos entre los años 1800 y 1811, todos ellos bautizados en esa de Laguardia. En mayo del año 1811 lo hará la última, Dominica. Pronto quedarán todos estos hijos huérfanos de padre ya que para el 21 de noviembre del año siguiente fallece Adrián estando en Laguardia.

Según refleja la Enciclopedia Auñamendi, de entre las obras de este arquitecto destacan: 
-La sillería del coro de la parroquia de la Asunción de Samaniego y la caja del órgano de la iglesia de Santa María de los Reyes de Laguardia. A día de hoy, de aquella caja de órgano se conservan solamente tres arcángeles y un San Miguel.

-También reformó la sillería del coro de la iglesia de Santa María de Laguardia, que había hecho A. de Herrera.

-En el año 1788 adaptó el retablo de la iglesia de Santa María a la iglesia de San Juan Bautista de Cripán (o Kripan) también en la Rioja Alavesa, y ese mismo año hace el guardavoz del púlpito de la misma. 

Retablo barroco del siglo XII que fue construido para la iglesia de Santa María y que Adrián Martínez de Puelles adaptó para la de San Juan Bautista de Cripán. Foto: @PatrimonioÁlava


Según aparece en el libro "Unos Retablos de la iglesia de la Asunción de Navarrete", escrito por Ismael Gutiérrez Pastor, Adrián Martínez de Puelles ofreció en 1783 una tentadora contra oferta para realizar dos retablos en la iglesia de Santa María de la Asunción de Navarrete, en perjuicio de Francisco Sabando que había hecho una primera puja. Adrián no consiguió esta obra ya que Sabando la igualó y la mejoró.

Magnífico legado el que dejó esta familia de artistas, y que a día de hoy todavía se pueden ver y admirar en todo su esplendor por los distintos puntos desde donde actuaron. Ojalá se conserve y mantenga durante unos cuantos siglos más.

María Rosario López Oscoz

Fuentes:
-Archivos sacramentales de Álava. 
-Enciclopedia Auñamendi.
-familysearch.org
-FERNÁNDEZ GRACIA, Ricardo. El Retablo Barroco en Navarra. Gobierno de Navarra. (2002). Págs.. 411-416.
-FERNANDEZ GRACIA Ricardo. Juan de Goyeneche, el triunfo de los navarros en la monarquía hispánica del siglo XVIII. La promoción de las artes en Navarra durante el siglo XVIII. Hombres, Instituciones, Patronos y Mecenas. Pag. 191
-FERNANDEZ GRACIA Ricardo. Los Trabajos y los Días en el Arte Navarro. Protectora contra rayos y centellas: la Virgen de Soterraña. Publicado en Diario de Navarra.18/05/18
-LÓPEZ OSCOZ María Rosario. López, Retazos de la Historia de Lerín y Cárcar a través de un apellido.(e.a.). 2017.
-MATEO GAMBARTE Eduardo FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA Luis Javier, DÍAZ DE RADA RUIZ Juan Antonio, PARDO GUILLEN María del Carmen. Cárcar, Historia, Vocabulario y Plantas. Año 2002.
-MATEOS GIL Ana Jesús. Artistas navarros vinculados a las parroquias de Santiago y San Andrés de Calahorra (La Rioja). 




jueves, 4 de junio de 2020

GREGORIO MARÍA ROLDÁN MARÍN CSsR. Misionero en Centroamérica, escritor, profesor y cronista


Retrato del P. Roldan publicado en el periódico La Tribuna del año 1935

No hay pueblo que no derrame lágrimas sobre la tumba de sus héroes, que no conmemore las hazañas de sus hijos ilustres, cuidando de transmitir a la posteridad el preciso legado de sus acciones virtuosas, para que sirvan de ejemplo, estímulo y acicate a los demás hijos” Gregorio María Roldán Marín.
 
Así se expresaba este religioso carcarés en la oración fúnebre que él mismo compuso y dirigió a sus ilustres paisanos, Madre Isidora, Salvador Ordoñez, Juan Cruz Aranaz y Francisco Marín Sola el día 22 de abril del año 1928, con motivo del homenaje que el pueblo de Cárcar les rindió. Hoy este artículo estará dedicado al propio Gregorio María Roldán.

Hijo de Javier Roldán Calvo y Dolores Marín Guillen, nace en Cárcar el día 27 de noviembre del año 1881Desde muy pequeño destacó por su voz y sus cualidades para el canto. Con tan solo doce años se sacaba unos dinerillos  cuando le solicitaban para hacer de pregonero anunciando los productos que los tenderos exponían a la venta (pescado, verduras, ropa…). Pero su futuro no sería el de pregonero ya que a Gregorio ya se le despertó la chispa a la vocación religiosa, o quizá alguien entendió que era un buen candidato para ello. Así que pronto ingresa en el Seminario del Monasterio de Santa María del Espino en Burgos (conocido como “El Espino”), un importante centro religioso de los Misioneros Redentoristas con el carisma de San Alfonso María de Ligorio. Este monasterio se encuentra ubicado en Santa Gadea del Cid y antiguamente era un monasterio benedictino. Llegó Gregorio al noviciado el 24 de octubre del año 1900 y desde el principio se afanó en los estudios con interés, destacando en las asignaturas de música y caligrafía.

Monasterio Santa María del Espino. Burgos. Foto: TripAdvisor

Concluida la carrera eclesiástica fue ordenado sacerdote el día 23 de diciembre del año 1905, y enseguida será nombrado profesor de Literatura en ese mismo centro; posteriormente, en 1906, es destinado al Seminario Mayor de Astorga donde dará clases de Teología Dogmática.

Seminario de los Redentoristas de Astorga. Foto: Asociación de Antiguos Alumnos Redentoristas.

Como ya he apuntado, gozaba el P. Roldán de una potente voz acompañada de una imponente figura que le hacía  destacar notablemente del resto. Tenía gran afición por la música y durante unas vacaciones en Madrid publicó la Cántica Sacra; recopiló en un librito también otra serie de cantos, a los que tituló Cánticos Piadosos, que sirvieron durante mucho tiempo a los padres Redentoristas para los servicios litúrgicos, y escribió también el libro ¡Quiero ser sacerdote, quiero ser apóstol! editado por la Editorial Perpetuo Socorro.

Tomada de Todocolección

En el año 1912 lo nombran Cronista Provincial por lo que se traslada a Madrid. Sus crónicas llenaron dos volúmenes que desgraciadamente se perdieron, pasto de las llamas en las revueltas de la pre-guerra civil. Esa tarea de cronista la alternaba con una intensa vida misional, predicando y dando multitud de ejercicios y conferencias. Su labor fue tan intensa que desde el año 1913 hasta 1924, y según su propio testimonio, recorrió 44.545 kilómetros por diversos puntos de la geografía. Solo durante los siete meses que duró la campaña de misiones, que abarcaba desde septiembre de 1913 hasta abril de 1914, recorrió 3.861 kilómetros. En el año 1913 estaba destinado en Cuenca y al año siguiente lo reclamaron de nuevo en Madrid para ser nombrado  Procurador Provincial.

Parroquia Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Madrid. Foto: Misas.org

A pesar del duro trabajo y el trasiego de viajes y predicaciones, el P. Roldán tenía también tiempo para algunas aficiones; le gustaba coleccionar sellos y esto le hacía estar en contacto con coleccionistas de todo el mundo. Contaba sus perepecias  filatélicas a sus alumnos y estos las seguían con interés.

En el año 1918 vuelve de nuevo a Cuenca para ser nombrado Director y Rector del Seminario Menor recién inaugurado sobre el antiguo convento dominicano de San Pablo; allí dirigió a los jóvenes aspirantes hasta el año 1920, en que se cierra el Seminario por no reunir el local espacio suficiente para el esparcimiento de los postulantes. Así que el P. Roldán va a regresar a Madrid donde continuará escribiendo las crónicas, además de hacerse cargo de la dirección espiritual de la Comunidad hasta el año 1924, año en que abandona Madrid para ser destinado a Pamplona donde permanecerá hasta el año 1930 realizando una labor intensa de predicación y misionado. En Pamplona destacaba por “su bondad y campechanía”

Como Pamplona se encuentra a unos setenta kilómetros de su Cárcar natal tuvo ocasión de trasladarse a su pueblo un 22 de abril del año 1928, para participar en el homenaje que el ayuntamiento dispensaba a cuatro de sus hijos ilustres y a los que dedicaba sendas calles en su memoria. Fue muy abundante la participación de oradores y de entre ellos destacó la larga y sentida oración fúnebre que el P. Roldán dirigió a los homenajeados desde el ambón de la parroquia. Decía: entre otras cosas: “Este pueblo quiere honrar hoy a algunos de sus hijos, o mejor diría, quiere honrarse a sí mismo, honrando a los que lo honran”. Frase memorable.

En el año 1930 se ofreció para ir a misionar a China, pero fue destinado a la América Central: República de El Salvador, Costa Rica, Guatemala y Méjico. El clima tropical no le sentó nada bien al P. Roldán. Ya en Jamaica, enseguida de llegar, enfermó gravemente y tuvo que ser atendido en el convento de los Jesuitas. Ya recuperado llegó a San Salvador donde celebró sus bodas de plata en la iglesia de La Agonía, templo donde los Redentoristas tienen su sede y donde será elegido Superior Redentorista para la República de El Salvador. 

Pronto  empezó su primera campaña de misiones que resultó agotadora. Él mismo contaba que apenas dormía tres horas, lo que agravó su enfermedad; pronto fue  evidente la pérdida de peso. Viendo lo mal que le sentaba el clima le recomendaron que volviera a España, pero el P. Roldán fue tajante: “Sacrifiqué a Dios mi patria y no volveré a tomar lo que a Dios di”.

No consta el motivo de su dolencia, pero estando residiendo en el Colegio San Alfonso de la ciudad costarricense de Alajuela acudió a la capital, San José, el día 19 de noviembre de 1934 para ser sometido a una operación. 


Colegio Redentorista San Alfonso. Alajuela. Foto: corsaalajuela.blogspot

Alajuela  se encuentra a unos diecinueve kilómetros de la capital de Costa Rica. De la operación salió bien y siendo dado de alta regresó de nuevo a la Comunidad, pero a diario tenía que acudir al hospital para hacerse las curas, lo que suponía hacer a pie el recorrido dos veces al día; esas caminatas no ayudaban a su recuperación, por lo que optó en hospedarse provisionalmente en el convento de los Dominicos.

            El P. Gregorio Roldán. Foto: santalfonsoedintorni.it

La imponente figura del P. Roldán iba mermando y la pérdida de peso era evidente; ante la gravedad de su estado, volvió a ingresar en abril en el Hospital San Juan de Dios de la capital salvadoreña. Aquí fue atendido durante medio año sin conseguir que mejorara su salud, hasta que finalmente murió en este hospital el día 3 de octubre del año 1935 a la edad de cincuenta y cuatro años, habiendo estado atendido con mimo y respeto tanto por médicos como por las monjas, y, espiritualmente, con la compañía constante de un Padre de su congregación. La capilla ardiente se instaló en su convento en Alajuela. Al día siguiente salió la crónica de su fallecimiento en el periódico La Tribuna. El día 5, a las nueve de la mañana, se celebraron sus funerales en la iglesia de La Agonía de Alajuela. 
 
Recorte del periódico La Tribuna donde se da cuenta del fallecimiento del P. Roldan. Foto del perfil de Facebook Fotos de Alajuela publicada por Esteban García 

El cronista apunta que a la llegada del P. Roldán a El Salvador, “todo su afán era fundar allí el Jovenado y trabajó en este sentido, hizo viajes, recogió limosnas, trazó planos (...) Con motivo del segundo Centenario de la congregación preparó un número en el periódico El Tiempo sobre los Redentoristas para darlos a conocer”. Y una vez publicado, él mismo reconoció jubiloso: "¡Todo El Salvador supo quiénes éramos!".

¿Sabías tú la historia del P. Gregorio Roldán?

María Rosario López Oscoz


Fuentes: 
*Archivo Parroquial de Cárcar. 
*Librito homenaje a la Madre Isidora. Talleres de Ártes Gráficas Sobrino de Tomás Blasco. Zaragoza. 1928. 
*Anales del Archivo Provincial Redentoristas. Vol X, pp. 383-386. 
Esta última información me ha sido facilitada por el Padre Vicente Gracía, Secretario Provincial de los Padres Redentoristas de Madrid, al cual desde aquí agradezco su amabilidad y buena disposición.