Soldado de los Tercios de Flandes. Foto: Abc
Para abordar la historia de Ambrosio de Urra y Beaumont hay que remontarse cuatrocientos años atrás a la época virreinal en Chile. Era Ambrosio natural de Cárcar y un personaje totalmente inédito que llevó una vida azarosa que bien merece ser conocida.
¿SOLDADO EN LA GUERRA DE FLANDES?
Nace Ambrosio en Cárcar hacia el año 1600; era hijo de Martín de Urra y Martina de Beaumont y fue muy probablemente el segundo de los hermanos ya que estos segundones solían elegir la carrera de las armas, como es el caso. Hay referencias de su padre ya que pleitea en el año 1626, junto al alcalde de Cárcar Roque Calvo y otros, por unas tierras en Lerín. Ambrosio se preparó siendo muy joven para las armas, haciendo méritos en la Guerra de Flandes; tanto es así que tempranamente alcanzó el grado de capitán de caballería.
Hacia el año 1630 se embarca rumbo a las Indias y es totalmente plausible que lo hiciera acompañando al recién nombrado gobernador de Chile Francisco Laso de la Vega que llegó a Concepción el día 22 de diciembre del año 1629. Chile pertenecía en aquel momento al virreinato del Perú por lo que los gobernadores tenían que rendir cuentas al virrey, y en última instancia al rey de España.
GUERRA DEL ARAUCO
Para los años 1635-36 Ambrosio de Urra era ya capitán de caballería en la zona del Arauco chileno. Hay que situarlo pues vinculado estrechamente a las continuas refriegas y batallas que mantenían los españoles con las tribus nativas con ánimo de controlar esa zona que había sido conquistada en 1540 por Pedro de Valdivia. Los enfrentamientos con tribus indígenas: mapuches, cuncos, yanaconas, chilotes, huilliches, etcétera, eran constantes. Unos más y otros menos pero casi todos ellos se habían resistido con violencia, y no solo a los españoles sino también anteriormente a los incas. Y eso que cada nuevo gobernador español que llegaba al lugar intentaba acuerdos de pacificación y frontera con los nativos, tratando de delimitar las zonas en los que cada uno se había de situar intentando alejar hostilidades; no obstante, a la menor los aborígenes rompían esos acuerdos y atacaban y saqueaban la zona, con más o menos suerte dependiendo de la resistencia que ofrecían en ese momento las defensas españolas. Eso hacia que a los estancieros les fuera muy complicado prosperar. Estos habían llegado allí con la intención de hacer fortuna asentándose en las haciendas y explotando la tierra. Esta constante inestabilidad hacía mantener a la población en vilo ya que a cada paso veían arruinadas sus viviendas y cosechas a manos de estos guerreros, cuando no su propia vida. A este continúo estado de guerra, donde no faltaban tampoco verdaderas batallas campales, se le llamó la Guerra del Arauco que se inició en el momento de la conquista y se alargó hasta bien entrado el siglo XIX.
Guerra de Arauco. Foto: Wikipedia
Esa inestabilidad y las constantes incursiones y luchas hacían que los soldados españoles tuvieran ocasión de mostrar su arrojo y bizarría.
ESCALADA DE AMBROSIO A LOS MÁS ALTOS PUESTOS MILITARES
Gracias a la constante exposición en la batalla el ascenso de Ambrosio de Urra en la carrera militar fue vertiginoso. Su bravura y dotes de mando lo elevaron a los más altos puestos militares. En aquel momento la mayor aspiración era llegar a Sargento Mayor, Maestre de Campo General del Reino o Gobernador, y Ambrosio de Urra pasó por todos ellos.
En el año 1644 es nombrado Gobernador del archipiélago de Chiloé, cargo que ocupó hasta el año 1647. Este archipiélago estaba compuesto por la isla Grande de Chiloé (la segunda más grande de Sudamérica después de Tierra de Fuego) y un montón de pequeños islotes descubiertos todos ellos en 1520 por Fernando de Magallanes, aunque la verdadera ocupación no se hará hasta el año 1567 a manos de Martín Ruíz de Gamboa. Por su similitud con el paisaje gallego español a este enclave se la llamó "Nueva Galicia". Ruíz de Gamboa fundó en la isla Grande de Chiloé la ciudad de Santiago de Castro que la hará su capital; y no será hasta el año 1826 cuando el archipiélago se anexione definitivamente a la república chilena.
Santiago de Castro. Chiloé. Foto: Memoria chilena
La sede de la gobernación se encontraba pues en Santiago de Castro, por lo que se entiende que Ambrosio gobernaba desde ese lugar. Habían pasado menos de ochenta años desde la conquista y la vida allí distaba mucho de ser idílica ya que los roces con los mapuches eran constantes. Los cronistas españoles (recogido en un trabajo publicado por Trivero) dan una imagen bastante subjetiva de los chilotas: "enemigos nuestros capitales […], exceden a los del Perú en ser más animosos, más soberbios, más fornidos, de mayores cuerpos y más belicosos, y son mucho más bárbaros y temerarios, porque no creo se ha hallado alguna nación que no adorase alguna cosa y tuviese por dios; estos ni a Sol, ni a Luna, ni estrellas, ni otra alguna cosa. […] Grandes holgazanes, las mujeres trabajaban en todo lo necesario; fuera desto, sin ley ni rey; el más valiente entre ellos es el más temido; castigo no hay para ningún género de vicio; tienen muchos absurdísimos".
Por su parte, los jesuitas asentados allá opinaban distinto: "Son ellos de natural tan humilde, afable y apacible que obligan mucho a quien los mira con ojos de Cristianidad, de amarlos y quererlos y para el evangelio son los más aptos y proporcionados de cuantos he oído decir hasta el día de hoy. Tienen juntamente el entendimiento claro y perspicaz asentado y de suyo son muy inclinados a la piedad y religión".
Y los indígenas, a su vez, no eran que digamos muy magnánimos a la hora de describir a los españoles. Pero lo cierto es que, ni el gobierno de Chile ni el Virrey en Perú tenían mucha consideración para con las islas: “(y así mismo para los castellanos asentados en el archipiélago) y no sólo no hacían nada para favorecer su desarrollo económico, sino, al contrario, lo estorbaban e impedían el nacimiento de cualquiera actividad productiva”… “De este modo Chiloé se convirtió en una "colonia de la colonia" y las autoridades, tanto chilenas cuanto peruanas, mantuvieron la ocupación del archipiélago solamente por razones estratégicas, prescindiendo de cualquier empeño para favorecer a éste "último rincón" del territorio americano y a sus pobladores”.
Conquista de Chiloé. Foto: Wikipedia
Esa desatención hacia el archipiélago, unido al punto estratégico en el que se encontraba hizo que otros países lo ambicionaran. Un año antes de ocupar Ambrosio la gobernación (1643), los holandeses habían llegado a las islas en una escuadrilla de cinco barcos capitaneados por el mítico corsario Hendrick Brouwer, experimentado militar y marinero. Su misión era crear en Chiloé un asentamiento holandés luterano que apoyara la guerra en el Pacífico contra la España católica. Le costó mucho trabajo encontrar algunos apoyos indígenas; estos, al darse cuenta de que los holandeses ambicionaban el oro y las riquezas desistieron de prestarles apoyo. Es difícil saber cómo fue el modo de hacer de Urra allí, pero debió de estar lleno de sobresaltos. Tres años después, transcurrido su mandato, es reclamado para servir en la zona central chilena. Para entonces un nuevo gobernador había llegado a Chile: Francisco López de Zúñiga (1639-46) y promovió un gran intento de paz con los nativos, en el llamado Parlamento de Quillín aunque a corto plazo no obtuvo el resultado deseado. Francisco López de Zúñiga y Meneses. Foto: Wikipedia
AMBROSIO, SARGENTO MAYOR
En 1646 acaba el mandato de López de Zúñiga y le sucede Martín de Mújica y Buitrón. Al ver Mújica el estado en que se encontraba el territorio quedó decepcionado y así se lo manifiesta a Felipe IV: “Este reino, en toda su población no tiene seiscientos vecinos de familia y casa; y el todo de él es sumamente pobre, y el más descansado libra todos sus alimentos en unas tierras, un poco de ganado y algunos indios de encomienda con que las beneficia, de que se compone una estancia. Son más en número los pobres, y especialmente mujeres que desnudas y descalzas por su persona asisten en el campo, por no tener comodidad ni que vestirse en el lugar”.
Martín de Mújica y Buitron. Foto: Wikipedia
Convoca pues una nueva asamblea militar para ver el modo de enfocar esta dichosa Guerra del Arauco, que ya llevaba tantos años sin resolverse, en un segundo Parlamento de Quillín con los caciques nativos. Para esta misión Mújica contó también con Ambrosio de Urra. Cuentan las crónicas que en el lugar se congregaron treinta y nueve caciques araucanos y treinta y seis capitanes españoles de los de mayor fama. Iba en cabeza Juan Fernández Rebolledo como maestre de campo y Ambrosio de Urra como sargento mayor, al mando de cuatro mil hombres. El resultado no fue el esperado ya que Mújica descubrió que los mapuches preparaban un complot para matarlo; en represalia mandó ejecutar a varios caciques, lo que supuso el fracaso de la misión.
La imperial Señora de las Nieves. Grabado de 1646.
Al año siguiente (1648), Mújica nombra a de Urra (que ya era general) cabo gobernador del Fuerte Nuestra Señora de las Nieves, ubicado en Boroa, además de responsable de las fronteras de Toltén y Villarrica, enviándolo con instrucciones mucho más humanitarias de las llevadas a cabo hasta ese momento. Este fuerte suponía para los españoles un lugar estratégico tanto político como militar. Además constituía un puente de comunicación entre las ciudades de Concepción y Valdivia. A día de hoy, y por su significado, el fuerte está declarado Monumento Histórico.
Al desasosiego de los habitantes de la zona al que estaban expuestos, debido a los ataques mapuches, se unían también los fenómenos naturales que periódicamente devastaban el lugar: terremotos, tsunamis, brotes continuos de viruela..., que contribuían a asolar los poblados y diezmaban la población.
En marzo de ese año Mújica envía a de Urra con instrucciones para socorrer a la ciudad de Concepción en un intento de defenderla del ataque mapuche. En abril del año siguiente (1649) muere Mújica en circunstancias extrañas, al parecer, envenenado ya que tras probar una ensalada cayó fulminado echando espuma por la boca, falleciendo pocos días después. Será sustituido de forma interina por Alonso de Figueroa y Córdoba, hasta ese momento Maestre de Campo General del Reino. Su mandato duró apenas trece meses durante el cual no cesaron los ataques de las tribus indígenas, que arreciaban en cuanto notaban debilidad en el gobierno.
Francisco Acuña y Cabrera. Foto: Icarito
UN GOBERNADOR CALZONAZOS Y MANIPULABLE
Para mayo de 1650 llega a Concepción un nuevo gobernador, Francisco Antonio de Acuña y Cabrera y Bayona, Le acompañaban su mujer y los Salazar, hermanos de esta. Acuña era un hombre exageradamente condicionado por su esposa y se dejó hacer, no solo por ella, sino también por sus cuñados a los que promocionó de forma escandalosa. Este fue uno de los motivos por los que se ganaron la desconfianza de los colonos que los consideraban unos arrogantes aventureros que venían a hacer fortuna al amparo del poder. Los ánimos se alteraron aún más cuando el gobernador le quitó el cargo de maestre de campo al ya citado Juan Fernández Rebolledo y se lo vendió por tres mil pesos a Ambrosio de Urra que, como ya sabemos, en aquel momento era sargento mayor. Esto de vender un cargo no se había hecho allí nunca antes, lo que fue motivo de gran disgusto.
Tres meses después el gobernador le quitó a Ambrosio su título de forma despótica y se lo dio a su cuñado Juan Salazar. Esto desató las iras de la población; según manifiesta Guillermo Cox y Méndez en "Historia de Concepción": Juan Salazar, que era “nuevo en el país, venía a postergar a muchos militares con largos años de fatigosos e importantes servicios, y nombró sargento mayor y tercer jefe del ejército a José Salazar, colocando así a toda su parentela en situación de medrar explotando a todos los que estaban bajo sus órdenes”.
Como era de esperar los Salazar no hicieron buen uso de sus cargos y eso trajo consecuencias muy negativas. Las incursiones y ataques de los indios -que advirtieron de nuevo inestabilidad del gobierno- arreciaron, matando y saqueando todo a su paso.
Guerra de Arauco. Foto: Icarito
Los colonos tampoco podían trabajar la tierra en paz y esta situación creó un caldo de cultivo que anunciaba lo que estaba por venir. En febrero del año 1655, y por enésima vez, los indios mapuches que controlaban la zona al sur del Bío-Bío, se sublevaron y atacaron por sorpresa a la población de Tomeco (en la región del Maule) saqueando, como solían, casas y ganados, matando y destrozando todo aquello que encontraron a su paso. Se dice que en esta población fue rara la familia que no fue hecha prisionera, saqueada o aniquilada. Los araucanos se llevaron consigo unos trescientos prisioneros.
MOTÍN CONTRA EL GOBERNADOR: ¡VIVA EL REY MUERA EL MAL GOBIERNO!
El descontento entre los colonos y la gente principal colmó el vaso. Todos acusaban, y con razón, y apuntaban como causante al nefasto Acuña por su ineptitud y crímenes. Continúa diciendo Cox y Méndez: “Acuña había encontrado el país pacífico y floreciente, el ejército numeroso y acreditado por sus victorias, los indios temerosos y sumisos, los españoles contentos y entregados a las fecundas labores de la paz. Cuatro años de mal gobierno y la codicia y maldad de un solo hombre habían bastado para trastornar por entero la faz de las cosas”.
El descontento fue tal que tanto el cabildo como los vecinos más principales se reunieron en Concepción con la intención de deponer al gobernador. Se formó un motín que se levantó al grito de “viva el rey, muera el mal gobierno". Guillermo Cox continúa diciendo: "no habían tenido parte alguna ni el veedor, de la Fuente Villalobos, ni Fernández Rebolledo, ni Ambrosio de Urra, ni otros militares distinguidos que, como estos, eran decididos adversarios de Acuña y su política". Los amotinados se erigieron en jueces y buscaron de entre esta terna uno que les gobernara, dadas las capacidades de mando de cualquiera de los tres, y se decantaron por Francisco de la Fuente Villalobos que era el de mayor edad. Los cabecillas fueron a buscarlo a su casa: “de la Fuente Villalobos, octogenario militar de grandes méritos, y le exigieron se hiciera cargo del gobierno del Reino", este se resistió en un principio, pero al final cedió a la turba.
AMBROSIO ES NOMBRADO MAESTRE DE CAMPO GENERAL DEL REINO
Fernández Rebolledo, que había sido nombrado gobernador de Armas días antes, creía que el puesto de Gobernador sería para él; al enterarse de lo contrario tiró el bastón desairado. Para colmo, tras aceptar el cargo de la Fuente Villalobos este nombró inmediatamente a Ambrosio de Urra Maestre de Campo y a Jerónimo de Molina Sargento Mayor, nombramientos que disgustaron profundamente a Fernández Rebolledo, que se creía con más derecho que de Urra. El Sargento Mayor había sido hasta ese momento un tal José Cerdán al que tampoco agradó que se le relegara del mando. Dicen que Fernández Rebolledo llegó a dar delante del nuevo gobernador tan irrespetuosas muestras de disgusto, que éste se vio obligado a encerrarlo junto con Cerdán en una embarcación anclada en Talcahuano. Cox y Méndez apunta: "Parece que entre Fernández Rebolledo y Urra existía una especie de rivalidad que hizo aún más doloroso el desaire que aquél había recibido”.
Astutamente Ambrosio vio que esa designación de Gobernador de Chile era a todas luces arbitraria, y que iba a traer consecuencias y Acuña, temeroso del furor de la turba, buscó refugio en el convento de los jesuitas para huir después a Valparaíso.
El nuevo gobierno de De la Fuente Villalobos duró lo que tardó en enterarse el rey; Felipe IV no dio su aprobación y los cabecillas fueron apresados por orden de la Real Audiencia.
Vuelve entonces Acuña y Cabrera a tomar el mando y así lo cuenta Gustavo Opazo Maturana en su trabajo "Historia de Talca": “Acuña llegaba acompañado de sus partidarios, entre ellos venía don Ambrosio de Urra, que había ocupado altos puestos militares. Esos conocimientos militares eran de suma importancia para la defensa del Maule, donde se necesitaba un funcionario que no sólo cargase con las responsabilidades del momento, sino que organizase la defensa de esa frontera, limpiándola de las bandas de indios que en sus continuas excursiones iban poco a poco aniquilando la vida de esa comarca”.
CORREGIDOR DE MAULE
En recompensa a su lealtad y por real decreto, Acuña nombra a Ambrosio de Urra Corregidor de la región del Maule. Esto ocurría el16 de agosto del año 1655; el mandato se prolongó hasta 1657. El cargo tenía carácter militar, jurídico y político ya que los corregidores eran los encargados de la administración del lugar y en ellos convergían los tres poderes. Es por eso que era imprescindible que estos tuvieran cierta cultura, dotes de mando y al menos nociones de derecho; es evidente que en Ambrosio se cumplían todos esos requisitos; primaba en este momento sus dotes militares pero sus años al frente de la milicia y el gobierno en Chiloé le avalaban. Desde su puesto como corregidor, de Urra se preocupó de la defensa del Maule y de la suerte de los emigrados.
A pesar de haberse abortado la rebelión, el virrey de Perú mandó llamar a Acuña para someterle a juicio; este se negó a comparecer por lo que fue destituido procediéndose a nombrar un nuevo gobernador: Pedro Pórter Casanate que llegó en mayo de 1656 y se apresuró a forzar la salida de Acuña de Chile.
Batalla campal de la Guerra de Arauco. Grabado Alonso de Ovalle. Wikipedia
El nuevo gobernador retomó las operaciones militares para la pacificación del reino. Reducidos en parte los indígenas más allá de las aguas del Biobío, y acompañado por seiscientos soldados, marcha a Santiago entrando en el corregimiento del Maule. El Maule estaba gobernado como sabemos por Ambrosio de Urra y se encontraba en situación desolada: “Aquí se detuvo (el gobernador) un corto tiempo dando las órdenes necesarias para el buen Gobierno. Dispuso se poblasen de ganado caballar las tierras de las Cañas, situadas en la ribera del Maule, y las de Unihue, donde construyó un fuerte”, y con sus soldados siguió camino a Santiago.
Ataque mapuche. Foto: Guioteca
Durante los años siguientes la dominación efectiva de los españoles se circunscribió a las riberas del Maule y las inmediaciones de Concepción. “Todo el resto del país estaba constantemente amagado por las excursiones que continuamente hacían los indígenas a maloquear las estancias”. El 15 de marzo de 1657 guerreros de las tribus pehuenches y puelches entraron de nuevo en los valles del Maule y “maloquearon” muchas estancias más, matando y haciendo prisiones. Alguno de ellos logró huir: “Éstos llegaron con la noticia al asiento de Talca, donde se encontraba el corregidor Urra. Viendo éste la poca gente con que contaba, resolvió no seguir al enemigo. Tal calamidad hizo que se enviaran cien hombres para reforzar las guarniciones de los fuertes de la región”(Historia de Talca. G.O.M.). Es de imaginar la frustración e impotencia del momento.
Terremoto y maremoto en Chile. Foto: dinamismo.bloguer
Para colmo de males el día 15 de marzo de 1657, con la ciudad de Concepción sitiada por los mapuches, se produce un fuerte terremoto; la intensidad fue tal que afectó desde Santiago hasta el sur del Arauco. El epicentro se registró en la citada Concepción que resultó devastada totalmente, como diez años antes había ocurrido en Santiago. En mayo de ese mismo año se produjo una nueva invasión en el Maule con idénticas consecuencias: más muertos y prisioneros, y así, con mejor o peor suerte siguió prolongándose la guerra de Arauco por otros cien años.
FINAL DE AMBROSIO DE URRA
Ambrosio cesa como corregidor en 1657 y muere en Santiago de Chile en 1661. Un año más tarde su esposa hace testamento en esa ciudad; y es que, de Urra se había casado en la ciudad de Santiago con una joven llamada Josefa Cea con la que tuvo descendencia. Josefa pudo ser la hija del maestre de campo y hacendado Fernando de Cea. Del matrimonio entre Ambrosio y Josefa nacieron al menos cuatro hijos: Ambrosio, Teresa, Martín, y Antonio de Urra y Cea. Este último, que había nacido en Concepción, llegó a capitán. Una parte del testamento de Josefa queda recogido en: https://www.misapellidos.com/significado-de-Urra-32033.html y dice: “En el nombre de Dios, amén. Sepan todos cuantos esta carta viesen, como yo, Doña Josefa de Cea, viuda del Maestre de Campo General Ambrosio de Urra, morador de Santiago y natural del Reyno de España (…) solicita finalmente ser enterrada en el Convento de Santo Domingo (…) dejando por albaceas y curadores de sus hijos a Diego Garay y Juan Muñoz”.
Una pena no haber podido conseguir el testamento íntegro que daría detalles del patrimonio acumulado a lo largo de sus vidas y mostraría algún que otro detalle que ayudaría a enriquecer este trabajo. De todos modos me doy por satisfecha con lo conseguido, pues desde el absoluto desconocimiento de la existencia de este personaje al comenzar esta investigación, y tirando del hilo, he podido completar esta interesante vida que incrementa el acervo inmaterial de su pueblo de Cárcar. Todo lo visto nos advierte de los padecimientos que sufrieron tanto los conquistadores como los conquistados; todos ellos fueron señores de su tiempo a las órdenes de un mandato superior.
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Investigación y redacción: María Rosario López Oscoz
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Páginas consultadas:
-Historia de la Civilización de Araucania. Memorias Científicas y Literarias.
-http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0007600.pdf
-http://dbe.rah.es/biografias/23433/antonio-de-acuna-cabrera-y-bayona
-http://dbe.rah.es/biografias/11765/francisco-laso-de-la-vega
-http://dbe.rah.es/biografias/23431/francisco-lopez-de-zuniga
-http://dbe.rah.es/biografias/14247/pedro-porter-y-casanate
-https://www.enfantsmarot.com/familles-familias/troncoso-aedo/genealogia/
-https://www.monografias.com/trabajos26/quinchao/quinchao2.shtml
-http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-talca--0/html/ff91b0ee-82b1-11df-acc7-002185ce6064_11.html
http://economia.navarra.es/home_es/Temas/Turismo+ocio+y+cultura/Archivos/Programas/Archivo+Abierto/Documentos/ROQUE-CALVO-Y-OTROS-contra-PEDRO-DE-TERUEL-Y-OTROS_qy5naoCqMnIBTZhFUys52A
-https://www.misapellidos.com/significado-de-Urra-32033.html
-http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-concepcion--0/html/ff75c834-82b1-11df-acc7-002185ce6064_23.html
-https://www.chilecollector.com/archwebart/gobernadores02.html
http://www.cervantesvirtual.com/s3/BVMC_OBRAS/ff7/5c8/348/2b1/11d/fac/c70/021/85c/e60/64/mimes/ff75c834-82b1-11df-acc7-002185ce6064_23.html