viernes, 8 de octubre de 2021

FAUSTINO DÍAZ DE RADA, catedrático, pionero en el estudio y análisis de la radiactividad.

 



Los primeros estudios y observaciones que se hicieron en España sobre la radiactividad los inició un catedrático de Mecánica Química llamado José Muñoz del Castillo, creando en 1904 el primer laboratorio español de radiactividad, adjunto a  la Universidad Central (hoy Complutense); más tarde, en 1910, pasaría a ser ya instituto independiente ubicándose en la madrileña calle Amaniel. El máximo colaborador en ese instituto, vicedirector en sus inicios, y posterior continuador como director de la labor de Muñoz del Castillo sería un carcarés, su nombre: Faustino Díaz de Rada Ruiz. A pesar de ser Faustino personaje tan importante y precursor en tan pionera disciplina, inexplicablemente, no existe una biografía escrita sobre él. Por eso, valiéndome de notas, reseñas y algunos artículos en los que aparece citado, voy a tratar de solventar esta carencia.

Faustino Díaz de Rada. Foto cedida por la familia Adrados-Serrano

FAUSTINO DÍAZ DE RADA RUÍZ nace en Cárcar el día 15 de febrero del año 1881; dos días más tarde es bautizado en su iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Era hijo de Andrés Díaz de Rada Pagola y Juana Ruiz Pascual. Andrés y Juana se habían casado en Cárcar el día 1 de junio del año 1874 y fruto de este matrimonio nacieron siete hijos: Félix, Máxima, Juan Cruz, Eufrasia, Faustino, Julián, y una niña que en 1877 murió al nacer, entre el primero y el tercero de los hijos. Los abuelos paternos se llamaban Cenón y Gregoria y los maternos, Javier y Catalina.

De entre ellos, Félix, estudió Farmacia en la Facultad de Farmacia de la Universidad Central, entre los años 1893-96, y puso un establecimiento de farmacia en su pueblo de Cárcar, que más tarde continuaría su hija Clotilde; Faustino, por su parte, hizo el bachiller en Logroño y lo terminó el día 3 de septiembre del año 1900, expidiéndosele el título el día 24 de enero del año siguiente. De Logroño se traslada a la capital maña donde ingresa en la Facultad de Químicas de la Universidad de Zaragoza. Sin una mancha en su expediente académico hizo los cuatro cursos correspondientes en las materias habituales: Análisis Matemático, Geometría Métrica, Química General y Mineralogía y Botánica, en el primer curso; Análisis Matemático de segundo, Geometría Analítica, Física General, Cristalografía y Dibujo Geométrico, en el segundo; Zoología General, (matrícula de honor), Elementos de Cálculo Infinitesimal y Química Inorgánica en el tercero, y Cosmografía y Física del Globo, Química Orgánica y Análisis Químico General, en el cuarto y último curso, que acabó con excelentes notas: un notable y dos sobresalientes.  Tras superar los exámenes sin obstáculos, obtiene la licenciatura en Ciencias, sección Químicas, el día 7 de junio el año 1904 en documento firmado por Francisco Velasco como secretario general, y Ángel de Castro en su calidad de jefe de negociado de dicha facultad.

Del expediente académico de Faustino. Foto: Archivo Universidad de Zaragoza

Ese mismo año se traslada Faustino a Madrid con su título de licenciado en Químicas debajo del brazo y se dispone a iniciar el doctorado en la Universidad Central, cosa que obtiene en el año 1908 con una tesis titulada: “Contribución de la radiactividad al Análisis Químico”. Discípulo del catedrático de Mecánica Química y Química Inorgánica, José Muñoz del Castillo, será este quien le influya y anime a participar en su proyecto en el primer laboratorio de radiactividad creado por él en la Facultad de Químicas de esta universidad madrileña. Muñoz del Castillo, que reclutaba de entre sus alumnos a la mayor parte del personal para atender al Instituto de radiactividad, le da a Faustino el cargo de vicedirector y preparador químico. Esto era el año 1910.

José Muñoz del Castillo. Foto: Revista de Investigación y Ciencia. Año 2009. Nº 394

Díaz de Rada recibe ese año una beca de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Esta beca tenía como objetivo realizar varias estancias de formación; primeramente iría el laboratorio químico parisino de Charles Moureau, después a Londres, donde conectaría con William Ramsay y en Manchester recibiría formación en el laboratorio de Ernest Rutherford, -Charles Moureau era profesor de química de la Escuela Superior de Farmacia de París y miembro de las Academias de Ciencias y Medicina, William Ramsay, químico británico nacido en Glasgow que recibió el premio nobel de química en 1904, y Ernest Rutherford fue el descubridor del gas radón y se le considera el padre de la física nuclear. En resumen, la flor y nata del momento en estas disciplinas-. Díaz de Rada pospuso un año su marcha por la necesidad de atender los asuntos del Instituto; cuando quiso hacer la beca la redujo solo a la estancia en el laboratorio de Charles Moureau en París, asistiendo no obstante también a los cursos que Marie Curie impartía en la Sorbona.

El Instituto Español de Radiactividad -funcionando ya de modo independiente- fue uno de los primeros en constituirse en Europa (el primer Instituto del radio se creó en Viena en el año 1908 y los de París y Londres en 1909), y consiguió importantes recursos materiales y humanos para llevar a cabo sus propias vías de investigación. Muñoz del Castillo y su equipo centraron si interés inicial en el estudio de la radiactividad de las aguas minerales. Esto ayudó a los hidrólogos médicos a dar publicidad a balnearios y manantiales, lo que favoreció a crear un vínculo entre estos y el Instituto. Desde 1908, dependiendo todavía de la Facultad de Químicas de la Universidad Central, el Instituto ya publicaba su propio Boletín, o revista de divulgación científica. Faustino realizó multitud de análisis a las aguas de muchos manantiales que plasmó en abundantes monografías. Los datos se acumulaban junto con los del resto de colaboradores y todos ellos sirvieron para trazar un primer mapa de zonas radiactivas españolas.

Faustino trabajando en el laboratorio. Foto: Revista de Investigación y Ciencia. Año 2009. Nº 394

Y así, Díaz de Rada estudio detenidamente las aguas de los manantiales de La Toja (Pontevedra), Sobrón y Soportilla (Álava), Los Barrancos de Valdemorillo (Madrid), Valdequillas, también en Madrid, Baños de la Parrilla (Cáceres), Trillo (Guadalajara), entre otros muchos, publicando también en la revista del Instituto un sinfín de artículos: 
-“Los gases raros y la Radiactividad en las aguas minerales españolas” 
-“Determinación de la solubridad de varios ferrocianuros en mezclas hidroalcohólicas (1929)
- “Reactivos de precipitación de gran sensibilidad para el ión sodio: Algunas diferenciaciones y separaciones en el grupo de los metales alcalinos y alcalinos-térreos (1926)
- Determinaciones volumétricas directas del potasio y el sodio aplicables a otros metales alcalinos y alcalinos-térreos (1928)
“Sobre la determinación de la radiactividad media de las muestras-tipos para las medidas rápidas de la actividad del conjunto en el caso de los abonos radiactivos”
-y “Los gases raros y la Radiactividad en las aguas minerales españolas”, serían solo una muestra.

El estudio sobre el manantial de Los Barrancos de Valdemorillo lo hizo Faustino en el año 1923, recién nombrado director del Instituto tras jubilarse Muñoz del Castillo; en él, el químico carcarés afirma que las aguas de dicho manantial presenta unos valores de emanación rádica (gas radón) muy por encima del resto de los muchos manantiales españoles estudiados;  y añade: “que la más activa de las aguas francesas posee menos de una quinta parte de emanación que la que nos ocupa”.

Firma de Faustino en su expediente académico.

A partir de 1911, al adquirir el Instituto de estatus propio y contar con nuevos recursos y subvenciones, se pudo establecer una nueva línea de investigación centrada también en la radioagricultura y los efectos de la radiactividad en el crecimiento de las plantas, creándose las bases para la futura certificación de abonos radiactivos.

 El Instituto, y particularmente tanto Muñoz del Castillo como  Díaz de Rada, mantuvieron activo contacto con los laboratorios Curie, y especialmente con Marie Curie (Pierre Curie, ya había fallecido en el año 1906). En 1919 Madame Curie visitó por primera vez España. Vino acompañada de su hija Irene, también científica, con objeto de asistir al Primer Congreso Nacional de Medicina. Acudía como invitada de honor. La famosa científica y doble premio nobel, aprovechó para visitar el Instituto Español de Radiactividad donde fue recibida por Muñoz del Castillo y Díaz de Rada, en calidad de sus máximos representantes. Meses después, en reconocimiento por su apoyo y colaboración, el Instituto Español de Radiactividad nombró a Marie Curie su directora honoraria.

 

Marie Curie. Imagen: Mujeres en la Historia. com

Faustino trabajó con ahínco no solo en el Instituto, sino impartiendo abundantes cursos y conferencias como catedrático, especialmente en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Las conferencias eran emitidas a través de U. Radio; en una de ellas, Díaz de Rada decía lo siguiente: “como quiera que la desintegración de los cuerpos activos se verifica con sujeción a leyes fijas e independientes en absoluto de cuantos agentes el hombre puede poner en juego, resulta que no podemos disponer de esa inmensa energía que la materia encierra; encontrándonos ante ella como estaría un sediento ante un depósito enorme de agua, que solo dejara escapar alguna ligera gota por un diminuto orificio que, por otra parte, a él no le fuera dable agrandar”. No obstante vaticinaba que si se pudiera disponer de ella: “tal hecho sería el más culminante, el que mayor revolución produjera en la Humanidad, pues, si bien se mira, todas sus luchas y toda su actividad se reducen, en el fondo, a la adquisición y utilización de la energía”. Apuntaba incluso el interés del estudio de la radiactividad para su aplicación en geología, en cuanto a que proporcionaría la solución al cálculo de la edad de la Tierra, resolviendo un problema hasta ahora irresoluble.

 En el año 1927 Faustino viajó a París formando parte de una comisión gubernamental; iba acompañado entre otros de José Giral y el Rector de la Universidad Central y acudían representando a España en los actos conmemorativos del centenario del nacimiento de Marcellin Berthelot, famoso químico e historiador francés.

 A la muerte de Muñoz del Castillo, ocurrida en 1926, Faustino tomó las riendas del Instituto Español de Radiactividad como director, pero un cúmulo de cosas hizo que a partir de ese comento comenzase el lento declive del mismo, hasta llegar a su total desaparición, años más tarde. La falta de subvenciones al faltar Muñoz, que como político las favorecía, las convulsiones políticas, los cambios de régimen, unido al propio interés de Díaz de Rada por dedicar más tiempo a su especialidad en el análisis de las aguas y los sus asuntos académicos que le ocupaban como catedrático de Química que era en la Universidad Central colaboraron a ello.

Electroscopio Elster y Geitel. Fuente y foto: museo virtual del CSIC. Este es un aparato que procede del Instituto de Radiactividad que dirigieron José Muñoz del Catillo y Faustino Díaz de Rada y que utilizaban para sus estudios de medición. Este en concreto servía para medir la radiactividad de líquidos y gases. Data del año 1900 y se construyó en Francia. Se encuentra actualmente expuesto en el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información Leonardo Torres Quevedo (ITEFI).

En su vida personal, Faustino se había casado con una joven natural de Aldeanueva de Ebro, población riojana no muy distante de su Cárcar natal. La joven se llamaba Clotilde Serrano. Al llegar el momento de la jubilación el matrimonio se asentó en este pueblo y aquí se quedaron a vivir hasta su muerte. Fueron no obstante numerosas las visitas que Faustino realizó a Cárcar con objeto de ver a sus familiares; su presencia, su prestancia y el halo de personaje importante que lo envolvía era notorio y no pasaba inadvertido entre sus paisanos.

Fachada del antiguo cine Rada de Aldeanueva. Foto: I. García Prado. Aldeanueva de Ebro, una villa en la Rioja Baja.

Su esposa aportó al matrimonio abundante patrimonio. En Aldeanueva poseían entre otras cosas una bodega vinícola que con el tiempo se vendió a Bodegas Gurpegui; juntos, y con su aportación, colaboraron en el desarrollo del pueblo, promoviendo mejoras y cedieron terrenos para fines comunes. También fundaron un local de proyección de cine (Cine Rada). El pueblo en agradecimiento les dedicó sendas calles; ahí están en el callejero de Aldeanueva de Ebro la Calle Díaz de Rada y la calle Clotilde Serrano para recuerdo de las siguientes generaciones.


Don Faustino (en el centro de la foto con bigote blanco) en el salón de las "Operarias Parroquiales" de Aldeanueva de Ebro, colectivo al que favoreció cediendo terrenos propios para la construcción del edificio que albergó dicha sociedad. Foto cedida por Ángel Fernández, alcalde de Aldeanueva.

 

Funeral de don Faustino. Foto facilitada por el alcalde de Aldeanueva Ángel Fernández.

 Faustino, don Faustino, como todos le llamaban normalmente, murió en esta población en noviembre del año 1956. Dos impresionantes fotografías se conservan del día de su funeral -gentileza del actual alcalde de la localidad riojana-; se celebró en la iglesia de San Bartolomé de Aldeanueva de Ebro el día 18 de noviembre. Fue un entierro multitudinario y lluvioso. Abundantes paraguas resguardaban a la comitiva que acompañaba al féretro, que portado por seis hombres era conducido hasta la iglesia. Un nutrido grupo de niñas vestidas cual cándidos angelitos, acompañadas, vestida de igual modo, por una señora más mayor,  rodean la caja mortuoria llevando algunas de ellas las cintas que pendían del ataúd. Dentro del templo, otra foto permite conocer cómo eran unas exequias pre-conciliares de estas características; en el centro de la iglesia destaca el soberbio catafalco sobre el que depositaron el cuerpo del insigne científico, recogiendo el momento de la inciensación sobre la mesa del altar. Ambas fotografías son merecedoras de un detallado estudio etnográfico.

 Funeral de don Faustino. Interior del templo. Foto: I. García Prado. Aldeanueva de Ebro, una villa en la Rioja Baja.

La casa donde habitó el matrimonio Díaz de Rada-Serrano, situada junto al atrio de la iglesia, continúa en pie y el recuerdo de ambos perdura especialmente a través del callejero municipal. En Cárcar, sin embargo, pocos saben de la trayectoria de este insigne personaje, que en este mismo año se cumple el ciento cuarenta aniversario de su nacimiento.

Tras el cierre del madrileño Instituto de Radiactividad que dirigió Díaz de Rada, y en el que se dejó buena parte de su vida, los estudios sobre radiactividad y energía nuclear volvieron más tarde a resurgir en España con nuevos bríos, y otro destacado carcarés ha brillado en este campo también con luz propia: Anastasio Rubio Arróniz, recientemente jubilado como Jefe de Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica del Complejo Hospitalario de Navarra,  que durante el ejercicio de su profesión ha estudiado y aplicado con precisión los tratamientos oncológicos de numerosos pacientes navarros a lo largo de su carrera profesional. 

Que siga pues Cárcar brillando a través de sus hijos, ofreciendo sus dotes y conocimientos en favor de la comunidad científica y para el bien común.

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Investigación y redacción: María Rosario López Oscoz

Octubre de 2021

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Quiero agradecer a María Elisa Adrados por facilitarme la fotografía de portada que acompaña al artículo, y al alcalde de Aldeanueva de Ebro, Ángel Fernández Calvo, por la del día del funeral de Faustino mientras es llevado a hombros; así como a Agustín Garnica por las gestiones realizadas para conseguir el expediente académico del científico.

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Fuentes:

-Archivo documental facultad de Químicas de la Universidad de Zaragoza. Expediente académico de Faustino Díaz de Rada.

-ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS, 34.2 (2016): 151-166 Historia y epistemología http://dx.doi.org/10.5565/rev/ensciencias.1905 ISSN (impreso): 0212-4521 / ISSN (digital): 2174-6486

-Familysearch.org

-FERNÁNDEZ DE BOBADILLA Vicente. Revista Alfa.  Revista de seguridad nuclear y protección radiológica Consejo de Seguridad Nuclear Número 31/ 2016 ciencia con nombre propio. Pag. 55

-GARCÍA PRADO I. Aldeanueva de Ebro. Una villa de la Rioja Baja.

-GONZALEZ CLOUTÉ José María, GONZALEZ GIL María Isabel y SOMOZA RODRIGUEZ Miguel. El Imaginario Social de la energía Atómica en los manuales escolares españoles de Física y Química. Pag. 155.

-HERNÁN CORBACHO Néstor. Aguas, Semillas y radiaciones: el laboratorio de radiactividad de la Universidad de Madrid (1904-1929). Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid. 2008. Pag. 118.

-HERNÁN CORBACHO Néstor. Centro de Historia de la Ciencia (CEHIC) Universidad Autónoma de Barcelona.

-MORALES GUILLÉN Millán. Influencia de los centros europeos en la ciencia española.

-Museo Virtual del CSIC.

-Portal de Archivos Españoles. Ministerio de Educación y Cultura.

-PRADO J.G., Aldeanueva de Ebro – Una villa en la Rioja Baja. Año 1953.

-REVISTA DE INVESTIGACIÓN Y CIENCIA. JULIO DE 2009. Nº 394 “Los inicios de la radiactividad en España El primer laboratorio español de radiactividad”. 

-VICUÑA Javier. “Notas etnográficas de Adeanueva de Ebro.

-WorldCat Identities http://www.worldcat.org/identities/viaf-169707179/

-https://www.uab.cat/web/detalle-noticia/una-historia-de-la-radioactividad-en-espana-1345680342040.html?articleId=1096482698064

 

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