Fotografía que Jesús Pardo aportó para hacer la ficha consular y poder viajar a Brasil. Año 1950. familysearch.org
Para sacar adelante las vidas de los personajes que componen este blog he necesitado hacer un sin fin de búsquedas documentales tanto físicas como a través de internet, ya que la mayoría de los individuos que lo componen son personajes desconocidos o apenas conocidos; en el caso de fray Jesús Pardo es distinto ya que se le conoce y su vida está ampliamente documentada y difundida en internet. No por eso iba a obviarlo aquí ya que junto al resto conforma el legado que Cárcar ha dado a la Historia y que es misión de este blog recoger; además, en el caso de fray Jesús de modo singular y heroico; como misionero que fue se le presupone como una persona que ofrece su vida por los demás, pero en este caso no es una frase hecha sino literal, ya que en un esfuerzo ímprobo entregó físicamente su vida por salvar la de otros. Haré pues una pequeña semblanza para remitir después a las fuentes que lo explican con todo detalle.
Otra imagen de Jesús Pardo, esta sacada del documental que sobre el P. Pardo han hecho los agustinos recoletos.
Nace Jesús Pardo Ojer en Cárcar un 21 de mayo del año 1926 fruto del matrimonio entre Francisco Pardo Ordoñez y Carmen Ojer Ruiz. Jesús tuvo diez hermanos: Félix, Francisco, Gregorio, Lucia, Visitación, José, Nicolasa, Crescencio, María Carmen y Jaime. Félix y Jesús, eligieron ir al Seminario de los agustinos recoletos de San Sebastián. Félix hará posteriormente su pastoral en el estado de Rio de Janeiro, como su hermano Jesús, pero en las parroquia de Estilo do Espirito Santo, Guaçui y en la de Santa María de los Hombres, entre otras.
Ambos hermanos hicieron en San Sebastián los primeros años de filosofía pero enseguida pasaron a cursar la teología al convento de Nuestra Señora del Buen Consejo de la localidad granadina de Monachil.; Jesús hizo aquí su consagración religiosa el día 1 de abril del año 1944 para ordenarse finalmente sacerdote el 22 de junio de 1950. Me agrada destacar particularmente en este punto que los hermanos Pardo Ojer tuvieron a fuerza que tomar contacto en Monachil con fray Carmelo Cruz de la Consolación, familiar de quien esto escribe, y que pude biografiar en el libro Lerín Villa de Religiosos (Julián y Carmelo Cruz). 2012. Fray Carmelo, gran predicador, poeta y director de la revista Santa Rita, vivía durante esa época en este convento de Monachil. El P. Carmelo falleció repentinamente en el año 1948 a los 51 años, por lo que es posible que incluso pudieran asistir a sus funerales.
Le faltaba al P. Pardo cantar misa en su pueblo de Cárcar. Lo hizo el día 15 de agosto, festividad de la Asunción de ese año 1950. Le acompañó en el altar don Mariano Elarre, párroco de Cárcar y don José Sanz, director del Colegio Apostólico de San Sebastián.
Fueron sus padres, Salvadora y Francisco los padrinos de honor y los de manos, su hermana Nicolasa y su cuñado, Máximo Ágreda.
Poco después de ser ordenado sacerdote, en ese mismo año de 1950, Jesús Pardo es destinado como misionero a Brasil, concretamente a Leblon en el estado de Rio de Janeiro. Después pasó a Belém do Pará; estando aquí llegó de visita el obispo de Lábrea que le propuso a ir a trabajar a su misión, donde finalmente fue destinado. El 15 de enero de 1952, se embarcó en un avión que le llevó rumbo a Manaos. Se llevó consigo una imagen de Nuestra Señora de Nazaret que el obispo de Belem le había regalado para la Prelatura de Lábrea. Al llegar a Manaos se contagió de malaria por lo que tuvo que permanecer allí varios días hasta restablecerse.
Por fin, el cuatro de febrero de ese año 1952 tomó de nuevo el avión que amerizó en el río Purús. Lo destinaron como coadjutor a la parroquia de Pauriní y como era muy diestro, en poco tiempo construyó una casa de madera para los misioneros donde él miso daba clases de alfabetización. Construyó también una barca a la que llamó “El Sembrador” y con ella surcó los ríos Ituxí, Pauliní, Inauiní, Purús y San Antonio. Se adentró en estos ríos y entró en contacto con los indígenas Jamamadís, logrando que se reconciliaran entre ellos de las continuas peleas que mantenían, a la vez que pudo convencerlos para que liberaran a unos rehenes de la tribu katukina que tenían presos. Era la primera vez que un sacerdote entraba en contacto con esta tribu indígena. Consiguió hacer allí también buenas fotografías de la tribu, que posteriormente fueron expuestas en la Exposición Misionera de Río de Janeiro.
Fotografía de la exposición del Congreso Eucarístico celebrado en Brasil en el año 1955. En ella aparece el P. Jesús Pardo junto a un indígena jamamadí.
El carácter de fray Jesús impactó enseguida en la misión de Lábrea. Su modo de ser sonriente y amable, chistoso y dicharachero, los cautivó. Aprendió la lengua nativa enseguida y la hablaba con fluidez. Sabía tocar el órgano, seguramente gracias a las lecciones que le dio de niño su abuelo Gregorio Ojer, compositor y organista en su pueblo de Cárcar, y de este modo, junto al coro amenizaba las misas. Conversaba con los fieles en las homilías, cosa inusual hasta entonces, y la gente lo quería de modo espontáneo. Además, su “pastoral de los niños” evitaba la malnutrición de estos, y ellos lo veneraban.
En el mes de julio de 1955, el obispo de Lábrea participaba en el Congreso Eucarístico que se celebraba en Río de Janeiro y allí debía presentar una exposición sobre las misiones. El párroco de Lábrea, Saturnino Fernández, lo acompañó para ayudarle. Como la población se quedaba sin sacerdote, el propio obispo le pidió a fray Jesús que fuera hasta Lábrea para suplir al párroco; conociendo su buena disposición y pericia le pidió además que pintara la catedral. Así lo hizo el obediente agustino. Además el propio fray Jesús organizó su particular congreso eucarístico local con una gran procesión en la que participó todo el pueblo. Era un 24 de julio del año 1955. Como colofón a la fiesta, al día siguiente, las monjas misioneras agustinas recoletas habían preparado una excursión, un día de campo en el que iban a participar niños y padres. Surcando en canoas el río Purús irían hasta una especie de playa que forma el propio río. Invitaron a ir al fraile carcarés pero él declinó la invitación porque debía dar los últimos toques a la pintura de la catedral. Las monjas y los niños insistieron y él finalmente aceptó y se fue con todos ellos.
Los niños se pusieron a jugar al fútbol y fray Jesús se unió al partido. En un momento dado el balón cayó al río y cinco de los niños se apresuraron a recogerlo. Era una zona donde el río cubría poco pero cerca había una poza donde las aguas formaban un remolino. El balón llegó hasta allá y los niños con él; enseguida fueron absorbidos por la fuerza del remolino y comenzaron a ahogarse. En un momento de confusión algunos padres se echaron al agua a por ellos y también desde alguna canoa trataban de rescatarlos. Uno de los niños llamado Francisco se iba alejando río abajo sin que nadie lo socorriera. Fray Jesús enseguida se dio cuenta y se tiró al agua cual estaba, vestido y calzado. Llevándolo a su espalda, y nadando unos 200 o 300 metros luchando contra el remolino y la corriente, puso a salvo al niño en una de las barcas. Esto supuso para fray Jesús un gran esfuerzo ya que el peso de la ropa y los zapatos le frenaban, aún así, pudo echar mano de otros dos niños que luchaban por salir del remolino, uno de ellos era Agustín Pavea, testimonio todavía vivo; también a ellos los pudo rescatar y ponerlos a salvo acercándolos a la barca. Uno de estos niños estaba ya inconsciente por lo que los de la barca se apresuraron a llevarlo a la orilla para reanimarlo. De pronto se dieron cuenta de que fray Jesús, levantando el brazo, dejó de nadar. Fueron a por él y lo llevarlo a la orilla para tratar de reanimarlo. Inútil todo, un hilillo de sangre corría por la comisura de sus labios. Estaba muerto. Pero no había muerto ahogado sino que el sobreesfuerzo le había roto por dentro. Literalmente había dado su vida por salvar la de los niños.
Él no tenía previsto acudir ese día a la excursión, pero aún así lo hizo para complacer a los niños y a las monjas. No tenía tampoco obligación de tirarse al agua ya que los padres estaban intentando rescatar a los niños, sin embargo, él lo hizo: “nadie iba en rescate de Francisco, y él (fray Jesús) no tenía obligación de ir a buscarlo pero él quiso ir a buscar a aquel a quien nadie estaba socorriendo” dirá después Agustín, uno de los niños rescatados por el fraile carcarés.
Un ejemplo heroico que quedó marcado en el corazón de aquellas gentes. Toda la ciudad de Lábrea en masa veló aquella noche el cadáver y lo acompañó después con velas en las manos hasta el cementerio donde reposa desde entonces.
Centro de Atención Ciudadana que lleva el nombre de Fray Jesús Pardo.
Su recuerdo sigue en la memoria de todos los del lugar, y se le venera con gran devoción. El ayuntamiento de Lábrea puso su nombre al Centro de Atención Ciudadana; desde la Prelatura, un Centro Vocacional y un Centro Pastoral llevan su nombre. En Cárcar, su pueblo, la calle donde nació también lo lleva y sobre la fachada de su casa natal una placa mantiene viva su memoria. El día en que se colocó dicha placa hubo también una celebración de acción de gracias por la vida del P. Pardo; un nutrido grupo de agustinos acudieron al evento.
Placa que se encuentra en la calle Rvdo. P. Jesús Pardo en Cárcar, en la fachada de su casa natal. Foto: Gracia Sádaba Ciordia
A los niños de las escuelas se les vistió con motivos misionales; algunos de ellos todavía lo recuerdan. Uno de los poemas que se declamaron en el evento quedó memorizado por la niña que lo hizo, y esta, aunque ya no tan niña, todavía lo recuerda. Era Lucia García Mendoza. Decía así la primera estrofa:
Corazones infantiles,/dichoso pueblo de Cárcar,/por aquí pasó el misionero,/yo era su Ángel de la Guarda./Y le guardé en aquél trance,/pero el Señor lo llamaba./ Por aquél que se nos fue,/¿Cuántos irán de vanguardia?/¿Cuántos aquí, de su pueblo?/¿Cuántos de aquí, de Navarra?
Los agustinos recoletos tienen recogida su vida y colgada en internet desde hace unos años, y recientemente se ha hecho también un excelente biopic (documental sobre él). En dicho documental quedan reflejados todos los detalles de su vida y muerte, todo ello ambientado con abundantes fotografías. Destaca el testimonio de Agustín Paiva, uno de los niños rescatados por fray Jesús, que actualmente es médico en Manaos. Reconoce que le tiene gran devoción, y que tanto él como su familia le rezan como a una persona santa. Por su parte, monseñor Santiago Sánchez, agustino recoleto y actual obispo de la Prelatura de Lábrea, manifiesta que la edificante vida y muerte del P. Pardo marcó una nueva forma de evangelizar entre los agustinos recoletos.
Recomiendo vivamente visionar este video ya que es un excelente trabajo biográfico sobre el P. Pardo.
Este es el enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=eciakc0qA7I
Dentro de cinco años se cumplirán cien años del nacimiento de este singular agustino recoleto carcarés. Sirva este pequeña semblanza como adelanto a su celebración.
María Rosario López Oscoz. Noviembre 2021
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-https://www.agustinosrecoletos.org/old/es/reportajes.php?carpeta=200507&reportaje=elgol&id=00
-https://www.youtube.com/watch?v=eciakc0qA7I
-https://agustinosrecoletos.org/actualidad/14688/golazos-de-fray-jesus-pardo-en-el-brasil-de-1955
-familysearch.org
-LÓPEZ OSCOZ María Rosario. Lerín, Villa de Religiosos (Julián y Carmelo Cruz). e.a. 2012.
https://www.academia.edu/2242163/Financing_of_the_Cultural_Activities_by_the_Public_Authorities_Case_of_Poland