martes, 8 de marzo de 2022

ANACLETO PARDO ZUÑIGA, un militar en el siglo XIX

 

Piedra armera de los Pardo. Calle Yoldi. Lerín. Foto: José York


Aunque este personaje es lerinés de nacimiento está totalmente vinculado a Cárcar, tanto por vía genealógica como matrimonial. Anacleto fue un alto mando militar cuya vida no ha trascendido fuera del ámbito castrense. Su ficha de oficial aparece en el libro titulado Militares Carlistas Navarros (1833-1849), escrito por Ángel García-Sanz Marcotegui y Javier Ruíz Astiz y publicado por la Universidad Pública de Navarra (Upna) en el año 2017.

Como no tiene una biografía hecha, como ocurre con la mayoría de los personajes que ocupan este blog, será a partir de realizar abundantes búsquedas en el explorador y diferentes consultas a libros y documentos, como he conseguido perfilar un poco su historia. 

Anacleto Manuel Pardo Zúñiga nace en Lerín el día 13 de julio del año 1815 y al día siguiente de nacer es bautizado en su iglesia de Santa María. Eran los Pardo una familia de hidalgos que defendieron su ejecutoria  y colocaron sobre la fachada de su casa, de la lerinesa calle de Yoldi, su escudo de armas familiar. Posteriormente la entrada principal de la casa se ubicó en la calle del Romero, a espaldas del escudo, pero anteriormente no era así.


Sus padres se llamaban Francisco Pardo Remírez de Ripa y Manuela de Zúñiga Ruiz, ésta, natural de Cárcar. Sus abuelos paternos se llamaban Joaquín Pardo Adán y Juliana Remírez de Ripa (de Lerín) y los maternos Miguel Ángel de Zúñiga y Martínez de Cárcar (de Mendaza) y María Joaquina Ruíz y Teruel, ésta, al igual que su hija, de Cárcar. Este último matrimonio se habían casado en Cárcar el día 27 de marzo de 1776; Miguel Ángel  se había asentado en el pueblo de su mujer y había conseguido también defender su hidalguía en el año 1799 colocando sobre la fachada de su casa, de la calle Ontanilla, su correspondiente escudo heráldico.

 
Escudo de armas de los Zúñiga. Calle Ontanilla. Cárcar

Los padres de Anacleto hicieron una matrimonio seguramente concertado, como acostumbraban a serlo entonces muchos de ellos, atendiendo a su estatus social. Sin embargo, el matrimonio se debió de avenir muy bien ya que tuvieron una larga descendencia; catorce hijos, todos ellos nacidos en Lerín entre los años 1805 y 1827. Estos fueron: Ildefonsa, Dionisia Joaquina Francisca Manuela, Ángela, Pedro, María Dolores, Pablo, Anacleto, Juliana, Francisco, Irene Joaquina, Sabas, Tomasa, Policarpo e Ildefonso Pardo y de Zúñiga. Al menos diez de ellos contrajeron matrimonio y, de estos, cuatro lo hicieron con jóvenes de Cárcar, siendo además dos de ellas hermanas entre sí y sobrinas carnales de sus respectivos cónyuges; uno de estos matrimonios será el de Anacleto, que se casará con su sobrina Eleuteria Fortún Pardo, carcaresa, e hija de su hermana Ángela y de Juan Antonio Fortún Soto. Un hermano de este último, Fortunato Fortún, fue diputado foral en varias legislaturas. 

Diputados navarros posando. Fortunato Fortún, de pie, segundo por la izquierda. Foto: navarra.es

Anacleto eligió la carrera militar. En el año 1834, cuando contaba diecinueve años, ingresó como cadete. Luchó en la primera guerra carlista en el Segundo Batallón Navarra del bando carlista. En el año 1836 resultó herido en combate en Estella junto con otros setenta y nueve soldados más, cuando las tropas liberales intentaban entrar en la ciudad del Ega. Por tal motivo fue condecorado con la Cruz de San Fernando con categoría de primera clase.
 
En el frente de batalla. Foto wikiwand

Al acabar esa guerra, año 1839, era ya teniente coronel. Se acogió al Convenio de Vergara, eligiendo la opción de continuar en el ejército conservando su grado, como había quedado estipulado en el citado convenio, por lo que fue trasladado al depósito de oficiales de Burgos; en el año 1841 tomó parte en el llamado Alzamiento de O´Donnell, también conocido como  “La Octubrada”, una sublevación iniciada por Leopoldo O´Donnell contra el general Espartero que fracasó, por lo que Anacleto tuvo que retirarse junto con otros compañeros a Francia donde permaneció por un período de tres años. 

En el año 1843 regresa a España gracias a una amnistía. Estuvo durante un tiempo en situación de reemplazo, momento que debió  aprovechar para venir a Lerín y casarse en Cárcar con su sobrina Eleuteria Fortún, como ya he apuntado anteriormente. Anacleto era veinte años mayor que la chica y parece ser que no tuvieron descendencia. 


"El Abrazo de Bergara". Foto: Zumalakarregui museoa

En el año 1844 Pardo Zuñiga es destinado a los regimientos de Algeciras y Ceuta, donde permanecerá hasta el año 1850. Apuntan García-Sanz Marcotegui y Ruíz Astiz, que esto lo descartaría como integrante en la insurrección montemolinista (Segunda Guerra Carlista).  Al año siguiente, Pardo Zúñiga es condecorado con la Cruz de Isabel la Católica. En el año 1852 Anacleto embarca en Cádiz con destino a La Habana donde permanece hasta el año 1861. En Cuba fue Comandante Mayor del primer batallón de su Regimiento. 

En el ejercicio de su cargo le correspondió ejercer como juez fiscal, donde, revisando la documentación, se le puede ver en el año 1858 impartir alguna sentencia. Una vez en España fue teniente coronel graduado en Ceuta hasta 1863; tres años más tarde se le ve ya como coronel, y con este rango desempeñó cargos en Melilla, Granada y Valencia.
 
Foto historiarrinconados

Antes de eso, y ya con la idea de retirarse, aprovecha uno de los permisos para  regresa a Lerín. Eleuteria, su esposa, había muerto en algún momento no especificado, por lo que Anacleto, viudo ya, concierta matrimonio con una joven de Valtierra llamada Josefa Carasusan Larraga, veintiséis años más joven que él, con la que se casará en esa localidad el día 5 de marzo del año 1867. 

Anacleto se reincorporará de nuevo al ejército en Valencia, para causar baja como oficial retirado en julio de 1868, año y cuatro meses después de contraer segundas nupcias, recibiendo como colofón a su carrera la Cruz al Mérito Militar con rango de segunda clase. Tenía cincuenta y tres años. Solicita entonces su traslado a Pamplona, aunque enseguida se va a Valtierra, el pueblo de su mujer, donde se retira ya definitivamente.  Será en Valtierra donde nazcan también sus tres hijos: María Manuela, Francisco y José Anacleto Pardo Carasusán. Este último fue médico cirujano en Zaragoza y falleció el día 20 de enero del año 1907, a los treinta años de edad. El segundo de los hijos varones, Francisco, fue como su padre militar y capitán de caballería del Regimiento de Lanceros del Rey. Falleció en Zaragoza el 8 de mayo de 1912. Finalmente estaba María Manuela, que en Valtierra era conocida como “La Coronela” (sin duda por el grado militar de su padre). De esta mujer he encontrado que falleció el día 7 de enero del año 1940 y que en su testamento dejó unos terrenos para la construcción de una residencia de ancianos, la llamada Residencia San José. La fundación que la gestiona se llama en su honor Fundación Manuela Pardo Carasusán.

Residencia San José. Valtierra

Anacleto fallece en Valtierra el año 1881, a los sesenta y seis años de edad.

Esta escueta biografía me va a dar pie para hacer una pequeña reflexión a propósito del apellido Pardo, extrapolable también a tantos otros apellidos de largo recorrido en Lerín en los últimos siglos (Solano, Cruz, Tabar, Sánchez, Alonso, Octavio…). Todos ellos fueron familias de larga descendencia, como por otra parte lo eran la mayoría de ellas hasta hace tan solo un par de generaciones atrás. Este apellido Pardo se extendió además por buena parte de los pueblos vecinos, pudiéndose pensar que sobreviviría sin problemas a los envites de la caída actual de natalidad; no parece que vaya a ser así, Este y el resto de apellidos citados se encuentran en Lerín, a día de hoy, algunos de ellos extintos y otros en serio peligro de estarlo. A la vía femenina y la soltería, algo con lo que ya se contaba también en generaciones anteriores, se ha unido también la actual despoblación y el drástico descenso de la natalidad, lo que ha provocado que estos apellidos tan longevos hayan desaparecido o sean ya solo un reducto a punto de hacerlo. 

El apellido Pardo en Cárcar (que desciende precisamente de un hermano de Anacleto) se propagó generosamente en este pueblo hasta justo mi generación. A día de hoy y en un pequeño recorrido mental se advierte también cierta tendencia a su paulatina desaparición. 


Investigación y redacción: María Rosario López Oscoz