Casa del Labrador en el Real Sitio de Aranjuez. Foto: Patrimonio nacional.
Ya estaban bien avanzadas las obras y mejoras que el Cabildo parroquial se había propuesto acometer en su iglesia de Cárcar y lucía espectacular desde hacía unos años el retablo mayor de estilo barroco churrigueresco que les había hecho el famoso retablista José San Juan, “Sanjuanillo”, tudelano de nacimiento e hijo del lerinés Francisco San Juan. Estaba también tomando forma el nuevo órgano encargado al también lerinés Joseph de Mañeru, tras recibir el permiso del obispado para cambiar la ubicación a la pared de enfrente; el maestro carpintero carcarés Joseph de Arbizu se encontraba ahora haciéndole una caja acorde al soberbio instrumento del renombrado organero. Y como colofón, el Cabildo había contratado a dos expertos la ejecución y tallado de una sillería para el coro con su facistol, todo ello en armonía a la categoría del resto de obras. Estos tallistas habían venido de la vecina Calahorra.
Foto donde se muestra parte de la sillería del coro y el facistol de la iglesia de Cárcar tallada por Francisco Busou y Julián Martínez
Uno de ellos era Julián Martínez, experto en estas lides, y el otro un tal François Busou y Commeg, un francés afincado en Calahorra y natural de la localidad de Meyracq, en la región de Aquitania. Busou había venido de aquellas tierras ya formado, y además de la escultura y la talla de retablos, dominaba también la técnica del dorado. Llegó a Calahorra con un buen puñado de grabados y libros, que utilizó en su formación y que le sirvieron para introducir mejoras y tratar de incorporar el estilo rococó que se estaba imponiendo, a pesar de que a él le costó que se lo aceptasen en algunos lugares. En un principio se empleó en el taller del calahorrano Diego de Camporredondo y trabajó con él entre otros en los retablos mayores de las iglesias de Lodosa y de Lerín, siendo notoria la influencia del francés en la evolución del tallado de Camporredondo, sobre todo de las imágenes del primero con respecto a las del segundo. Las dimensiones más ajustadas y los trazos más finos vendrían a ratificar esa influencia.
Imagen de San Pedro en el retablo mayor de la iglesia San Miguel de Lodosa, obra de Diego de Camporredondo, de las primeras obras en las que colaboró Francisco Busou
Imagen de San Pedro en el retablo mayor de la Santa María de Lerín, obra de Diego de Camporredondo y donde también intervino Francisco Busou.
Francisco Bussou (en España se le conoció con su nombre en español), se echó una novia en Calahorra con la que se casó en el año 1761. La joven se llamaba Melchora del Rey y Luís. El padrino de la boda fue el propio Camporredondo. Al año siguiente el matrimonio tuvo una hija a la que bautizaron en la catedral de Calahorra con el nombre de Petra. La relación con Camporredondo al parecer se torció. Ambos maestros se enemistaron y Busou montó en esa misma ciudad su propio taller. Sería más o menos en ese momento cuando le aprobaron la contrata para trabajar en Cárcar junto a Julián Martínez, y hasta esta población navarra se trasladaron llevando Busou también a su mujer y su hija Petra, pasando a residir en ella hasta la conclusión del tallado de la sillería. En este intervalo, Melchora se quedó nuevamente embarazada y en Cárcar dio a luz un niño el día 27 de junio del año 1765, bautizándolo tres días más tarde en esa iglesia de San Miguel. Martín José de Corroza, párroco en ese momento, le puso el nombre de Pedro Justo, aunque se le llamaría simplemente Pedro. La carta que escribió Francisco a su pueblo de Meyracq para comunicar a sus padres, Jean y Bernarde que habían sido abuelos partió esta vez de Cárcar. Sin embargo, Francisca y José, los abuelos calahorranos de la parte materna, vendrían enseguida a conocer a su nieto, ya que Calahorra dista de Cárcar apenas quince kilómetros.
Las obras del tallado de la sillería del coro y del facistol fueron revisadas al año siguiente (1766) por el propio Camporredondo, dando su aprobación.
Texto de la foto: el rayo solar que cruza la fachada occidental, en la tarde de los equinoccios se alinea con el gnomon que construyó Busou para filtrarlo durante la conjunción equinoccial. Foto: Rioja Abierta. Revista de información del Centro Riojano de Madrid. N.º 6, junio 2018, pág.. 18.
Concluida su contrata en Cárcar, Francisco Busou trabajó en la comarca de Nájera donde el artista intervino en varias obras: en el monasterio de San Millán de la Cogolla (trascoro y gnomon sobre la puerta de este), Tricio y Huércanos, instalándose a vivir con su familia en esta última población. En ella actuó sobre el retablo de la Asunción para su iglesia de San Pedro (aunque no lo acabó).
Para entonces Pedro tenía ya dieciocho años y su padre le había instruido en el oficio, mostrándose al parecer muy diestro. El Cabildo de la iglesia de Huércanos lo incluyó como colaborador del padre en las obras que este iba a acometer: «mozo de acreditada habilidad y capaz por lo mismo a seguir y ultimar la obra de dicho retablo en los mismos términos que lo ofrece dicho su padre si llegase el caso de que este falleciese». (Busou, el escultor de Carlos IV, Marcelino Izquierdo). Ya estaba Francisco para entonces enfermo y fallece el 9 de septiembre de 1790 a los 51 años. Pedro se encargó de acabar algunas de las obras que su padre había dejado inconclusas.
El joven Busou había entrado en contacto con un académico de San Fernando llamado Antonio Losada, y probablemente por influencia de este en un momento dado se marcha a Madrid para ingresar en esa famosa institución. Participa en certámenes que ofrecía la academia ya para el año 1784 y consigue varios premios.
Obra de Pedro Busou por la que ganó el primer premio de escultura de la Real Academia de San Fernando (se encuentra bastante deteriorada). Fondo Academia de Bellas Artes de San Fernando
En el año 1794 obtiene un importante premio en escultura y en 1796 le darán el primer premio y medalla de oro de tres onzas por la obra titulada “Moisés baja por segunda vez del Monte con las Tablas de la Ley y el pueblo las recibe con veneración”, quedando el hecho reflejado en la Gaceta de Madrid del año 1796: "La Real Academia de S. Fernando, en cumplimiento de sus estatutos, celebró el día 13 del corriente Junta pública para la distribución de los premios establecidos en cada trienio á favor de los opositores, que ganan su adjudicación en concurso general. Nunca ha sido tan lucida y autorizada esta función por haber merecido la Academia que el Serenísimo Sr. Infante D. Luis Príncipe heredero de Parma, amante de las bellas artes como -de todas las ciencias que se complace en cultivar , la honrase con su presencia asistiendo la Junta, y dignándose dé presidirla, de permitir se colocase su Real nombre entre los individuos de ella, y de distribuir, como distribuyó por su mano, los premios á los discípulos á quienes habían sido adjudicados en la forma siguiente: Primera clase: Medallas de oro de tres onzas. Pintura, á D. Joseph Apaifici; Escultura, á D. Pedro Busou del Rey; Arquitectura, á D. Agustín Humaran". (GAZETA DE MADRID DEL VIERNES a 22 DE JULIO DE 1796. Nº 59. 605).
Fuente: "Distribución de los premios concedidos por el Rey nuestro señor a los discípulos de las tres nobles artes, hecha por la Real Academia de San Fernando en la junta pública". Imprenta Viuda de Ibarra. Madrid. 13 de julio de 1796.
En 1798 Busou esculpió una talla de la Virgen de la Soledad para la iglesia de Huércanos. En este pueblo, a excepción de su primer año de vida en Cárcar, había pasado toda su infancia y juventud, y allí seguían su madre y su hermana, por lo que tendría cierta querencia hacia él. Dicha talla se conserva en aquella localidad riojana y procesiona en Semana Santa.
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Pronto empieza el cada vez más prometedor escultor carcarés a relacionarse en Madrid con la familia real española, entrando al servicio del Infante don Antonio de Borbón (hijo de Carlos III) como profesor de escultura. Solicitó permiso de este para pugnar por el título de académico de mérito, cosa que consigue con la obra “Degollación de los inocentes” pasando así a ser nombrado académico de mérito en escultura en la Real Academia de San Fernando.
Degollación de los inocentes. Técnica: relieve en barro cocido. Otra obra de Pedro Busou. Catalogado como: estado de conservación lamentable. Fondo Academia de Bellas Artes de San Fernando
Entre los años 1802 y 1805, talló para el infante Antonio una “bellísima efigie” de San Antonio de Padua que se venera en la iglesia de Sacedón (Guadalajara). Al quedar vacante la plaza de escultor del Real Sitio de Aranjuez, solicita Busou ese puesto que Carlos IV le concede. Y en 1805 será el propio rey quien le nombre escultor de Cámara asignándole la responsabilidad de la conservación de las obras escultóricas de la Real Casa del Labrador en Aranjuez. Allí realizará la mayor parte de sus obras, dedicadas en este caso a las deidades paganas: Apolo Pithio, Antinoo, Perseo y un “hermoso Baco que es muy aplaudido por los profesores” para esa Casa del Labrador del Real Sitio de Aranjuez, además de un busto dedicado a la diosa Artemisa para la fachada de dicho lugar. Desgraciadamente no pudo hacer mucho más ya que enfermó pronto. Por prescripción médica se trasladó a Madrid a reponerse, pero lejos de mejorar, fallece en la capital el día 19 de mayo del año 1806 a la edad de 41 años. Dejó inconclusa la fuente de Adonis de esta Real Casa del Labrador sobre la cual se encontraba trabajando.
Pedro Busou se había casado en Madrid con una joven llamaba Bonifacia Rubio con la que tuvo dos hijos, Martín y Cándido Busou Rubio. Al parecer ninguno de los dos tuvo descendencia por lo que el apellido Busou en España se extinguió.
En 2006, Huércanos conmemoró los 200 años de la muerte de Pedro Busou. En Cárcar, su lugar de nacimiento, esta efeméride pasó totalmente inadvertida. En 2026 se cumplirán los 220 años de su fallecimiento, una buena ocasión para tenerlo en cuenta.
MARÍA ROSARIO LÓPEZ OSCOZ
Enero de 2023
Ya vemos que Cárcar Lerín tienen relación a través de estos personajes y el retablo de la iglesia.
ResponderEliminarAsí es, Lerín y Cárcar han estado siempre hermanadas por toda clase de circunstancias. Sin ir más lejos, tú y yo tenemos vínculos de sangre con los dos pueblos, como bien sabemos ;-)
EliminarA Pedro Busou le tocó nacer en una época en la que Cárcar florecía en arte. Una época florida.
Gracias , que trabajos tan laboriosose interesantes , la verdad que la sillería es impresionante
ResponderEliminarAsí es, por eso la necesidad de conservarlos en las mejores condiciones para que lo puedan disfrutar también las generaciones siguientes.
EliminarMuchas gracias por el comentario. Son muy importantes para este blog y para mi los comentarios y sugerencias. Un cordial saludo.