Retrato de Salvador Ordoñez. Foto: La Avalancha, Revista Ilustrada. Nº 141
Hay en Cárcar una vía urbana que desde el año 1928 se le denomina, Avenida Salvador Ordoñez, y estoy segura de que más de uno se habrá preguntado al atravesarla quien sería ese señor. A las personas más mayores del pueblo posiblemente les suene que este era un eclesiástico que tenía la dignidad de Magistral de la Catedral de Santander, pero, aparte de eso, poco o nada más. Intentando ahora hacer un rastreo documental sobre este paisano, para añadirlo a este blog, me he topado con interesantes datos, y no solamente referidos él.
Placa calle Salvador Ordoñez. Cárcar. Foto: Miriam Colás
Intentando seguir un poco ordenadamente la historia de los Ordoñez debo empezar por los padres. Estos se llamaban Ramón Eulalio Ordoñez Cuadrado, que era natural de Mendavia, y Agapita Petra Abadía Goya, nacida en Sesma. El matrimonio se había casado en Fitero el día 4 de diciembre del año 1837 -teniendo Ramón en ese momento ya 35 años de edad-, y en este pueblo nació el día 1 de enero del año 1839 el primero de los hijos, al que pusieron por nombre Manuel María.
Viendo la edad del padre al casarse, unida a la trayectoria futura de alguno estos hijos creo no equivocarme si digo que Ramón, el cabeza de familia, era farmacéutico de profesión y dejaría Fitero hacia el año 1840 para hacerse cargo de la farmacia de Cárcar. Estando ya viviendo en Cárcar nacerán el resto de los hijos. El día 20 de mayo del año 1841 lo hará Salvador Bernardino, seguido de Narcisa Margarita (Cárcar, 29-10-1843), Críspulo Manuel (Cárcar, 10-6-1846) y, finalmente, Anastasio, que, como los anteriores nace en Cárcar el día 27-4-1848. Todos ellos, desde los padres hasta los hijos, incluso estando estos últimos en edad párvula, constaban en las matriculas parroquiales con el tratamiento de don, lo que ya denota que el padre gozaba de una dignidad propia de gente de carrera y de las fuerzas vivas locales.
De Manuel, el hijo mayor, no he encontrado rastro a partir del año 1853, y posiblemente no llegó a adulto; de los otros tres hijos varones espero dar cumplida cuenta, aunque de momento este post solo estará dedicado a Salvador; de Críspulo y Anastasio me detendré en capítulo aparte.
Salvador empezó pisando fuerte y llegó lejos, tanto, que en el año 1928 el Ayuntamiento de Cárcar le dedicó una calle. El día en que se celebró el evento Eulogio Martínez, párroco de Andosilla, dirá sobre Salvador estos versos:
¿Y quién fue D. Salvador?
Una lumbrera en el Cielo.
De la Iglesia nuestra Madre
un orador de altos vuelos,
Magistral de Santander
y en consecuencia, por eso,
llevó consigo a Castilla
la hidalguía de su pueblo.
Cabría pues ahora preguntarse por el modo en el que Salvador llegó a ser lo que vienen a reflejar estos versos, y para eso habría que remontarse a su infancia. Debió de ser el muchacho un alumno aventajado en la escuela de Cárcar, su pueblo, y los padres, don Ramón y doña Agapita verían con ilusión que el chico afrontaba su formación sin problemas. Salvador pronto descubre su vocación al sacerdocio. Del discernimiento vocacional primero tuvo que estar muy al tanto sin duda un sacerdote que desde hacía poco se había incorporado al cabildo local de la iglesia parroquial San Miguel de Cárcar llamado Ramón Fernández de Piérola y López de Luzuriaga. Este sacerdote, que llegaba a Cárcar recién ordenado, era natural de la pequeña población navarra de Otiñano, y Cárcar era su primer destino. La trayectoria de este sacerdote marcará también de algún modo la de Salvador, y nada entonces hacía pensar que aquel joven presbítero llegaría con el tiempo a ser obispo de las ciudades de La Habana, Ávila y Vitoria.
En el año 1855, y estando todavía Fernández de Piérola realizando su ministerio en Cárcar, la población se vio azotada por un nuevo brote de cólera morbo asiático. Hasta 93 personas murieron aquí ese verano, siendo especialmente perjudicados los niños, aunque también fueron numerosos los adultos que sucumbieron al azote de esta letal bacteria. El mismo párroco, Bernardo Sádaba, murió infectado en el ejercicio de sus funciones, por lo que don Ramón y el resto de sacerdotes del cabildo tuvieron que suplir su ausencia y procurar que nos les faltaran los auxilios espirituales a los moribundos, ni a ninguno de los que habían sido infectados.
Fernández de Piérola permaneció en Cárcar solo hasta el año siguiente, 1856, en que fue destinado a Puente la Reina. Posteriormente seguirá una vasta formación y será profesor de Teología en los Seminario de Pamplona y Toledo. En estos lugares se encontrará de nuevo con Salvador, nuestro aspirante a cura de almas, ya que para el año 1854, y con trece años de edad, ingresa el joven en el Seminario de Pamplona donde empieza sus estudios eclesiásticos, que concluye en el año 1863 con unas calificaciones de sobresaliente en todas las asignaturas. Al año siguiente, con apenas veintitrés años se ordena sacerdote en Pamplona y, seguramente aconsejado por el mismo don Ramón que le habría estado dando clases en ese Seminario, se traslada al Seminario Central de Toledo siguiendo así los pasos de su mentor que ya se encontraba allí impartiendo clases. Salvador cursa el grado de Bachiller en Toledo y se licencia en Teología con calificaciones nemine discrepante. Según el periódico La Esperanza del día 8 de febrero del año 1868 consigue la parroquia de El Villar de Arnedo, por lo que, al menos por unos años ejerció la cura de almas en un entorno rural.
Con veintinueve años ya estaba Salvador opositando para acceder a un puesto relevante en la iglesia catedral de Santander, aunque en ese momento no lo consigue, sino años después en que lo vuelve a intentar tras producirse una vacante de Magistral en la citada catedral. Y así es nombrado Canónigo Magistral de la Catedral de Santander el día 27 de enero del año 1872. El cargo de Canónigo Magistral de una catedral viene a ser el de predicador en esa catedral, lo que le hacía especialmente visible e influyente.
Continúa por eso estudiando, y para el año 1875 se doctora en Teología; al año siguiente también lo hará en Derecho Canónico;
Catedral de Santander. Foto: arteguias.com
Eran años de guerra; la tercera guerra carlista estaba a punto de estallar y el mismo P. Ordoñez siendo declarado de ideario carlista, y dicen que debido a su carácter, fue perseguido: “perseguido por energías, aunque delicadas y corteses” y tuvo que salir de la ciudad de Santander para recabar en la Universidad guipuzcoana de Oñate (la primera y única universidad que había entonces en el País Vasco); aquí, como Catedrático que era, será nombrado Decano de la Facultad de Teología además de Vicerrector, mientras el período en que ésta estuvo controlada por los carlistas (cursos 1874-76). En esta universidad leyó el 26 de diciembre del año 1874 el discurso inaugural de la apertura solemne de dicho curso, que versaba sobre el pasado y el presente de este centro. “Presidió el acto personalmente Carlos VI que llegó acompañado de su Estado Mayor, con el Cuartel Real, montando un caballo blanco hasta la puerta de la Universidad”.
Portada discurso que leyó Salvador Ordoñez en la Universidad de Oñate ante el rey Carlos VII. Foto: Biblioteca Koldo Michelena
En el año 1879 Fernández de Piérola es nombrado obispo de La Habana; precisaba por lo tanto formar su equipo de gobierno y necesitaba especialmente de una persona de su entera confianza para que le asistiera de manera estrecha; bien conocedor de la valía de Salvador Ordoñez, y siendo este ya para entonces Doctor en Teología y Cánones, del que se decía que destacaba “por sus asombrosos conocimientos y su arrebatada elocuencia”, lo llamó para acompañarle en calidad Secretario personal de Cámara y Gobierno. Llegaron al año siguiente a Cuba donde el obispo navarro tomó posesión de su cargo. Según algunas fuentes este obispo se mostró especialmente exigente y celoso en las atribuciones propias de su dignidad. A su llegada a Cuba –seguido, claro está por Ordoñez y parte de su séquito-, visitó toda la diócesis. Hizo este obispo importantes innovaciones y cambios en la Iglesia cubana; facilitó y fomentó la llegada a la isla de varias congregaciones religiosas como los Carmelitas, los Franciscanos y los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Abrió escuelas atendidas por diversas congregaciones, ente las que se encontraban las de San Vicente Paul, y movilizó misiones y ejercicios espirituales. En el año 1886 Fernández de Piérola viaja a Roma para hacer ante el Papa León XIII la visita ad limina apostolorum, acompañado también seguramente por el P. Ordoñez. Para el año siguiente (1887) el obispo es llamado a ocupar la sede de Ávila y regresa a España. Por su parte, Salvador, se incorporó a su anterior puesto de Magistral de Santander.
Monseñor Ramón Fernández de Piérola. Foto: La Hormiga de Oro, Ilustración Católica. Nº 6. Año 1904
Estando ya en su Diócesis santanderina fue encargado por la Junta de Gobierno de Roma para que preparara el Jubileo Sacerdotal que promovió el Papa León XIII, destacándose en esta tarea de tal modo y celo que mereció una condecoración exclusivamente creada al efecto por este Papa.
A todos estos cargos que a lo largo de su vida desempeñó este sacerdote carcarés habría que añadir también el de Director y Redactor del Boletín Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Santander.
Salvador Ordoñez murió en la ciudad de Santander el día 2 de diciembre del año 1900 a los 59 años de edad como así lo reflejaba el periódico La Atalaya del día siguiente.
Nota aparecida en el diario La Atalaya de Santander el día 3 de diciembre de 1900
Viendo la trayectoria de Salvador, y sabiendo que este se había ausentado de Cárcar desde muy joven, podría pensarse que se hallaba desvinculado de su pueblo natal, pero no fue así; Ordoñez volvía periódicamente a visitarlo y tenía aquí sus amistades. En sus visitas se alojaba en la casa de Francisco Jáuregui y Ambrosia López Baylo (actual casa de la familia Pardo-Diaz de Rada). Allí coincidía en más de una ocasión con Micaela Zumalacárregui (la hija del General) cuando esta venía también a Cárcar a visitar a sus tíos, ya que estos eran precisamente Francisco y Ambrosia, de modo que ambos se alojaban en la misma casa. Gracias a una carta que el párroco de Cárcar, Alejo Aranáz, dirige a Eusebio Zubizarreta, primo y heredero de los bienes de Micaela, tenemos estas jugosas noticias de Salvador. La carta está fechada en enero del año 1880 y en ella le pide a Eusebio que ya que este se encuentra en Cuba, "si a usted no le sirviera de incomodo, podría hacerle una visita (a Ordoñez) y darle noticias". (como ya sabemos, Ordoñez se encontraba en la isla cubana acompañando al obispo Fernández de Piérola).
Dice don Alejo que Salvador conocía "muy mucho a Micaela pues venía a parar a casa de Jáuregui"; le cuenta además ciertos detalles sobre él y dice que es "un excelente sacerdote, buen orador; su carácter es algo parecido al andaluz, de modo que para el que no lo conozca parece un poco cargante pero es su natural así desde niño, pero es un pobre muy bueno...". Para conocer mejor quienes eran, tanto Alejo Aranaz como Eusebio Zubizarreta, recomendable visitar el post de este blog dedicado a Micaela Zumalacárregui:
https://legadodecarcar.blogspot.com/2020/02/la-hija-de-zumalacarregui-y-carcar.html.
Como ya he dicho anteriormente, en el año 1928 se le hizo un homenaje a Salvador en su pueblo de Cárcar, dedicándole una calle y colocando al inicio de la vía una placa conmemorativa con su nombre. Esa placa se mantuvo visible hasta la década de los años sesenta del siglo XX en que fue retirada por encontrarse deteriorada a causa de la erosión. La Avenida Salvador Ordoñez (hoy nombrada como calle) es la principal vía de entrada al pueblo, y 179 años después de su nacimiento vaya aquí mi contribución para la preservación de su memoria.
María Rosario López Oscoz
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Fuentes consultadas:
-Archivo Museo Zumalacárregui
-Archivo parroquial de Cárcar
-DÍAZ DE RADA, Juan Antonio; MATEO GAMBARTE, Eduardo. Breve Historia Cotidiana del Siglo XX de Cárcar. Pag. 146. Cárcar Historia Vocabulario y Plantas. Eduardo Mateo y otros. 2002.
-Discurso inaugural apertura del curso 1874 universidad de Oñate. . Tolosa imprenta Real. Año 1875. Biblioteca Alfonso el Sabio
-Familysearch.org
-La Avalancha. Revista Ilustrada. Nº 141. Pamplona 24-1-1901.
-Librito homenaje a la Madre Isidora. Canto escrito en verso por don Eulogio Martínez. Pag. 51. Enrique Tejada Villapadierna. Año 1928. Artes Gráficas, sobrino de Tomás Blasco. Zaragoza
-RODRIGUEZ DE CORO, francisco. SDB.” Ramón Fernández de Piérola” en la Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico: http://dbe.rah.es/biografias/35253/ramon-fernandez-de-pierola-y-lopez-de-luzuriaga
Gracias Charo por tanta información,con tus investigaciones, cada día sabemos un poco más de personas de nuestro pueblo. Enhorabuena por tu trabajo.
ResponderEliminarEstos paisanos olvidados o desconocidos pugnan por salir a la luz. Yo solo soy su instrumento. Muchas gracias por tu apreciación. Un abrazo.
EliminarHola Charo. Extraordinaria como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen por tus palabras y el gesto de generosidad hacia mi trabajo. Agradezco mucho que perdáis unos minutos poniendo aquí un comentario. Sé que da pereza pero es importante para mi conocer el grado de interés.
EliminarSolo aplaudir. Por cierto, con lo que estás investigando podías hacer, de paso una historia sanitaria del pueblo: plagas, accidentes, etc. Seguro que lo tienes todo documentado. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel Javier.
EliminarPues sería bien interesante un artículo con esos temas. A ver si consigo recoger suficiente información. Creo recordar que en los libros sobre Cárcar algo aparece al respecto...
Genial.
EliminarQué interesante!!!
Menudo trabajo de investigación.
Muchas gracias Armando por valorarlo. ¡Un abrazo!
EliminarMuy interesante, prima. No tenia ni idea de estos carcareses, Animo que todo lo haces muy bien Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Isidro. Me alegra mucho que te guste. ¡Un abrazo!
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