Placa sobre la fachada del el Ayuntamiento de Cárcar. Foto: Juan Ignacio Fernández García
“Pueblo escogido, cuna de sabios y de santos”. De este modo se expresaba el P. Francisco López al hablar de su pueblo de Cárcar, lo que revela que conocía bien el talante de los suyos, sin embargo en su pueblo apenas conocemos la vida de este claretiano, si no es por las escasas referencias que quedaron en la semblanza que hice a su madre, Isidora del Corazón de María (pinchar en el nombre para ver). Tiempo es pues de descubrir también a este personaje.
FRANCISCO LÓPEZ PÉREZ nace en Cárcar (Navarra) el día 10 de octubre de 1877. Su padre, José López Sanz, natural de Valencia, era un militar que vino a luchar en la tercera guerra carlista a la zona norte de España. Su madre, Isidora Pérez Arróniz, era natural de Cárcar. El matrimonio tuvo cuatro hijos pero solo sobrevivió Francisco. Enseguida de acabar la guerra, y a consecuencia de ella, José enferma y muere tempranamente a los treinta y cinco años quedando Isidora viuda con su hijo Francisco que tenía en ese momento once años.
Parece ser que Isidora, a pesar de haberse casado, tenía inclinación hacia la vida religiosa, y lo mismo se intuía en el pequeño Francisco. Así que, pocos meses después de morir su marido decide enviar a estudiar a su hijo a Alagón (Zaragoza), al seminario de la Congregación de los Misioneros del Corazón de María (claretianos). Era octubre del año 1889. Francisco mostró ser precoz en los estudios y por ello adelantó dos cursos en cuatro años. Se le veía tan aventajado que se preguntaban algunos si quizá había estudiado en Cárcar algún año de latinidad, y probablemente así fuera guiado por el párroco del pueblo.
Para el año 1891, habiendo cursado ya la Retórica, pasó al seminario menor leridano de Cervera. Allí, como no tenía todavía la edad para hacer el noviciado, hizo también un año de Lógica. Emitió finalmente los votos el día 29 de octubre del año 1893. Nueve días después de esa fecha, su madre ingresa en la Congregación de las Religiosas Oblatas del Santísimo Redentor de Cienpozuelos (Madrid), consagrando así ambos su vida a la religión. En octubre de 1899 hace Francisco el diaconado y el día 13 de mayo del año 1900 es ordenado sacerdote de manos del arzobispo de Burgos monseñor Gregorio Aguirre García.
Tras el período vacacional, el P. López Pérez es destinado a Cervera como coadjutor del maestro de novicios don Crispiniano Garcia. En 1901 pasa a Vich para realizar el mismo cometido pero ahora con el P. Mariano Fernández, siempre con ejemplaridad destacable.
Sabía tocar el órgano y era organista de la comunidad, además de un personaje muy activo y talentoso. Era también virtuoso para el dibujo y se las pintaba solo para construir altares. También, en algunos períodos de su vida fomentó su faceta de escritor. En 1905, estando en Vich escribió el primero de sus libros: Biografía del Virtuoso Joven Eusebio Bofill. Eusebio Bofill y Bayés, era un estudiante profeso en el mismo instituto y uno de sus ayudantes en la tarea de hacer altares. Era un modelo de estudiante y murió joven con fama de santo. El libro consta de 187 páginas y se imprimió en Imprenta y Librería de Montserrat. El P. López escribió también una extensa e ilustrada Memoria sobre la Universidad de Cervera, y otro libro sobre la ley de quintas, titulado: El Servicio Militar y el Canon 121, editado con elogios por el Consejo General de Misiones. Decían de él que su carácter constante y tenaz eran genuinamente navarros.
En el año 1906 se procedió en Vich a abrir el sepulcro del entonces venerable P. Antonio María Claret, fundador de la orden claretiana, y el misionero carcarés estuvo presente en tan solemne acto reconociendo los restos de su fundador. En calidad de amanuense, junto al P. Medardo Alduán, dieron fe escrita del hecho. Decía el P. López que haber tenido tal privilegio suponía uno de los sucesos más felices de su vida.
San Antonio María Claret. Foto: La Nuova Boussola Qoutidiana
Vuelve el P. López a la universidad de Cervera para hacerse cargo de la cátedra de Ética, aunque solo permaneció aquí durante un curso, ya que al año siguiente lo envían a Alagón para atender las clases de Moral en el Seminario. Aquí fue durante cuatro años profesor de Moral.
Santuario y convento del Corazón de María en la calle del Buen Suceso antes de ser destruido a principios de la guerra civil. Madrid. Foto claretianos.es
En 1911 va a Madrid con un nuevo cometido: encargarse de la administración de las revistas claretianas. Residía en el convento del barrio del Buen Suceso y en su imprenta se imprimían abundantes libros y distintas publicaciones de mucha solera, como el Almanaque del Corazón de María, El Iris de Paz, El Legionario de la Buena Prensa, Ilustración del Clero, Tesoro Sacro Musical, entre otras, siendo en ese tiempo los principales impulsores de estas publicaciones los también claretianos, Padres Juan Postíus y José Dueso.
El claretiano carcarés desempeñó esta labor durante trece años. El P. Antonio Naval, vice-superior general de la orden, al referirse a él dirá: “Su actividad y carácter emprendedor le hizo abarcar muchos otros asuntos sin menoscabo de su intervención en los libros y en los demás asuntos de las revistas”. Por su parte el P. Postíus opinaba: “El P. López ha derrochado energías para servir a los individuos de la congregación, superiores e iguales, y extraños”. En el ejercicio de su tarea de administrador ocurrió un desfalco en las cuentas por valor de unas decenas de miles de pesetas, y aunque el P. López fue exonerado de toda culpa, sufrió mucho con estos inconvenientes.
De Madrid va a pasar a Zaragoza donde intenta fundar un instituto pero sus esfuerzos no dieron los frutos deseados. Finalmente sí se consiguió fundar, aunque no ya por la influencia del carcarés. De este nuevo instituto será también Superior por un período de siete años, los que van desde 1924 hasta 1931.
MADRE E HIJO EN ZARAGOZA
Durante ese período puso visitar y atender a su madre que se encontraba de Superiora de las Oblatas también en Zaragoza. Ella era conocida en religión como Madre Isidora del Corazón de María y había sido Superiora también en los institutos de Santander y Vitoria, aunque fue en Zaragoza donde especialmente desgastó su vida y entregó su vocación, muriendo en olor de santidad el día 9 de enero de 1928, confortada en sus últimos momentos por su hijo claretiano.
Tres meses después del fallecimiento de Madre Isidora, el Ayuntamiento de Cárcar aprobó por unanimidad hacer un homenaje a esta monja y a otros tres hijos ilustres del pueblo, ya vistos en este blog (Juan Cruz Aranaz, Salvador Ordoñez y Francisco Marín Sola). Dicho acto contó con la presencia de abundantes personalidades españolas de la vida civil, militar y eclesiástica y, por supuesto, con la del hijo de la finada. Este, que se movía con soltura entre imprentas y libros, inmortalizó el acto plasmándolo en un librito que detallaba todo lo acontecido en ese día: actos, personalidades participantes, discursos y adhesiones. A cada uno de los cuatro homenajeados se les dedicó una calle con su consiguiente placa; la Madre Isidora contaría con dos placas colocadas a ambos lados de la fachada consistorial. El P. López fue el encargado de descorrer la cortina que mostraba la placa del callejero en el que su madre comparte nombre con los Fueros de Navarra.
El librito, del que todavía se conservan algunos ejemplares, supone un documento de primer orden que debemos al P. López Pérez.
Una de las placas que se colocaron en abril de 1928 sobre la fachada del Ayuntamiento con motivo del homenaje a Madre Isidora. Foto: Juan I. Fernández
Contratapa del librito homenaje a Madre Isidora hecho por su hijo el P. Francisco López
Del superiorato de Zaragoza pasó Francisco de nuevo a Alagón para dirigir este centro entre los años 1931-37. Aquí también se desvivió por el Seminario y por mejorar las instalaciones: arregló la cocina, el refectorio y restauró la enfermería, acondicionando un pequeño oratorio con tribuna a la iglesia.
CONFESOR EN BURGOS DE ESCRIVÁ DE BALAGUER
Por orden del Superior General, P. Felipe Maroto, aceptó ser por un tiempo Procurador de la Comunidad Claretiana ante el Gobierno Nacional, por lo que dejó el superiorato en Alagón y se trasladó a Burgos. En esta ciudad fundó un 5 de abril del año 1937 la Casa Claretiana (dependiente de la Provincia de Cantabria) con el fin de atender y cuidar a los misioneros de su orden llamados a filas con motivo de la guerra civil.
Por orden del Superior General, P. Felipe Maroto, aceptó ser por un tiempo Procurador de la Comunidad Claretiana ante el Gobierno Nacional, por lo que dejó el superiorato en Alagón y se trasladó a Burgos. En esta ciudad fundó un 5 de abril del año 1937 la Casa Claretiana (dependiente de la Provincia de Cantabria) con el fin de atender y cuidar a los misioneros de su orden llamados a filas con motivo de la guerra civil.
Esta casa se ubicó en la calle Huerto del Rey, 5. Aquí el P. López confesaba y atendía espiritualmente a cuantos se acercaban a su confesionario. Uno de sus penitentes fue el fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, que se confesó con él mientras este residió en Burgos. Posiblemente el hecho de que Escrivá se dirigiera en Madrid con el claretiano Juan Postius, director de las revistas claretianas que el P. López administraba, pudo influir para ese acercamiento espiritual. Escrivá de Balaguer guardaba una tarjeta de visita del claretiano carcarés en la que se leía: «P. Francisco de B. López Pérez / Misionero Hijo del Inmaculado Corazón de María / Delegado Oficial del Gobierno General de la Congregación / cerca del Gobierno Nacional de España / Huerto del Rey, 5 / Burgos». Y escrito a mano con letra del propio Escrivá: «Tº 2.088», y a renglón seguido: «Mi confesor en Burgos». (Sacerdotes en el acompañamiento espiritual de san Josemaría Escrivá, de Constantino Ánchel. Pag. 103).
Al parecer, el propio Escrivá quedó bien agradecido de haber encontrado en el P. López en quien descansar su alma en tiempos tan convulsos. La escritora y periodista Pilar Urbano muestra ese agradecimiento: “Siempre le guardará gratitud y reconocimiento”. Y aporta un dato más: “Así, en los primeros años cuarenta, este religioso (P. López) lo visita en Madrid en la residencia de Diego de León. Son tiempos de dura carestía de posguerra, pero Escrivá no duda en regalarle una gruesa capa, la única que tiene, para que la usen él y otros de su convento”. El Hombre de Villa Tevere. Pilar Urbano. Barcelona. 1995. Pag. 368.
Y es que, como ya apunta Pilar Urbano, una vez acabada la guerra, el P. Francisco López había regresado de Superior al convento de Madrid. Y como el convento de la calle del Buen Suceso había sido dinamitado y destruido al principio de la guerra, iban a pasar ahora a un local en la calle Toledo, hasta quedar instalados finalmente en el definitivo de la calle Ferraz.
Iglesia del Inmaculado Corazón de María de los Padres Claretianos situada entre las calles Ferraz y Urquijo. Foto: cormariaferraz
A decir de quienes le conocían, el carácter del P. López era de “una piedad, humildad y lealtad imbatibles y de una tenacidad desconcertante". Aseguran que la mayor parte de sus solicitudes eran atendidas en las altas instancias gracias a su tesón, tenacidad y perseverancia.
Con absoluta dedicación consiguió reunir un gran archivo fotográfico y la recopilación de los datos biográficos de muchos P.P. Claretianos: todo ello fue añadido a los Annales de la Congregación. Reeditó también las revistas, rehaciendo la biblioteca con todo lo que se había perdido durante la guerra. También reunió fotografías de los mártires claretianos y con ellas confeccionó un cuadro que presidió las entradas y recibidores de los conventos de su Orden.
Este es un icono más actual realizado por Teodora Bozhikova. Foto: claret.org
El P. López Pérez falleció a los 74 años en Madrid, el día 14 de agosto del año 1951, víspera de la Asunción de María.
MARÍA ROSARIO LÓPEZ OSCOZ
También he consultado el librito de recuerdos del Homenaje a la Madre Isidora del Corazón de María que confeccionó su propio hijo, el P. Francisco López, el libro El Hombre de Villa Tevere de Pilar Urbano, Sacerdotes en el acompañamiento espiritual de san Josemaría Escrivá, de Constantino Ánchel, y distintas páginas de internet.
Minerva Peña Vea muchas gracias Minerva, que bien que opines como yo en cuanto a recogerlo todo de forma impresa...
ResponderEliminarY si quisieras copiar y pegar también este comentario donde yo he colgado el enlace te lo agradecería (este es el de Esther). Así hacemos más fuerza.
Y muchas gracias también a Esther Felipe Ruiz por compartir. Un abrazo a las dos😘😘
Muchas gracias, anónimo. Aunque me refería al comentario hecho por Minerva en Facebook, en el que apuntaba lo adecuado que sería que el contenido de este blog se editara también en formato papel para facilitar su lectura a las personas que no pueden acceder a internet.
EliminarA mi también es un tema que me preocupa, y cada vez más, conforme este blog va alcanzando más volumen. Pienso en la posibilidad de que un día estos soportes de internet puedan fallar y desaparezca todo mi trabajo. Pero para ello sería necesario que se involucraran patrocinadores. Espero que se animen en algún momento...
En cualquier caso, anónimo, muchas gracias por tu aportación, y recibe un abrazo de mi parte.